sábado, 5 de mayo de 2012

Fusión de ayuntamientos.

Una de las razones del estado autonómico está en las diferencias de diversa índole que tiene España en cada uno de sus territorios. Por ello, plantear en algunas cuestiones soluciones únicas para todo el país, es solo propio de mentes de pensamiento único y además simple.
El problema de los municipios y su solvencia económica, no es de umbrales de población, no hay una población mínima ideal para todos los ayuntamientos. Es un problema de geografía humana, de la superficie, la diseminación y la orografía.
Pongamos el caso de cinco ayuntamientos de Castilla situados en torno a un sexto y que todos tengan una población aproximada de 2.000 habitantes. Sus núcleos distarán unos de otros entre doce o quince kilómetros. Serán en total seis villas y como mucho unas 10 o 12 pedanías. Un total de menos de 20. Los núcleos tendrán estructura urbana, con edificaciones habitualmente de bajo más uno y en estructura cerrada y compacta.
Naturalmente es posible que su unión pueda producir economías. Los mismos empleados o la misma empresa de servicios puede llevar en mantenimiento de todos sus abastecimientos de agua. Igual para el alcantarillado o la recogida de basuras, en la que obviamente llega un camión para todos.
Y es que cada unos de esos ayuntamientos seguramente no hay más de 200 puntos de alumbrado público, y unos 50 contenedores de residuos orgánicos. Y con muy pocos contenedores específicos podrán hacer una buena recogida selectiva. Su red de distribución de agua potable será también reducida.
Por ende, todos los núcleos estarán comunicados entre sí por un reducido número de carreteras en buen estado, prácticamente sin curvas y cambios de rasante. Un solo camión puede recoger los residuos de todos los pueblos una vez por día.
Pongamos ahora seis ayuntamientos gallegos de 2.000 habitantes también. Los 12.000 habitantes se distribuirán seguramente en cerca de 500 entidades de población, a veces próximas entre ellas en el plano pero de difícil intercomunicación por la orografía. Es posible que cuenten con unos 20.000 puntos de luz e incontables kilómetros de redes de distribución de agua o alcantarillado, así como incontables instalaciones de depuración de aguas residuales. Es más, seguramente cada ayuntamiento tenga más de dos puntos de captación de agua para suministrar a todos sus pueblos.
Recoger la basura en cada uno de esos ayuntamientos lleva casi toda la jornada laboral de dos trabajadores a pesar de que la recogida en los núcleos principales sea en días alternos, y en los otros un día por semana.
Los cientos de núcleos se comunican entre ellos por carreteras y caminos estrechos que son una sucesión de curvas y pronunciadas subidas y bajadas. Todo eso supone tiempo tanto en los servicios de recogida como de mantenimiento. La distancia de algún núcleo a la teórica capital del nuevo ayuntamiento conjunto podría acercarse a los 50 Km. por carretera.
Por tanto, la unión de los ayuntamientos empeorará los servicios y no será un ahorro significativo.
Otra cosa es que el debate está en si hay o no que recoger la basura en un pueblo de 10, 30 o 60 habitantes, dotarlos de alcantarillado y de alumbrado público, o de servicio de agua potable, o es preferible que vuelvan a beber de los pozos, entierren los residuos y se doten de fosas sépticas individuales. Y que de noche circulen con linternas.
Porque si la respuesta es, como debe ser, mantener los servicios, lo que es necesario no es unir los ayuntamientos, sino que algún Conselleiro o Presidente de la Xunta, cuando pasen por el rural miren, entre inauguración e inauguración, o entre mitin y mitin, la realidad que les rodea, y en consecuencia establezcan o pidan al Estado la financiación adecuada.

 Rafa Castillo.

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