jueves, 18 de diciembre de 2014

Éxito diplomático... De Francisco.

Obama y Raúl Castro regalaron a Francisco en su cumpleaños la noticia de que el éxito de sus gestiones había dado como resultado un primer acuerdo entre dos países que llevaban 53 años en su particular guerra fría. Y claro, esto produce en España una cierta envidia sana.
Hace unas semanas la derecha social y mediática criticaba la timorata visita del Ministro de Exteriores a Cuba. Nuestro ministro no fue recibido por Raúl Castro. Tiempos aquellos en los que el mismísimo Fidel recibía con todo boato a un presidente de comunidad autónoma como Fraga o a un alcalde como el de Oleiros. ¿Qué ha pasado?
Simplemente que en su día el ínclito presidente Aznar decidió ser la Mónica Lewinsky de su amigo George. Eligió ser cola de león en vez de cabeza de ratón. Y claro, cuando uno es cola, sus opiniones no se tienen en cuenta, se le lleva a rastras como un adorno, y el órgano que tiene más cercano es el excretor.
Nuestra nunca bien ponderada (como diría el periodista Miguel Ángel Aguilar) derecha decidió constituirse respecto a Cuba, y a Bolivia y a Venezuela, en el caniche ladrador que se sitúa entre los pies del dóberman dominante e increpa a todo el que pasa, pero que escapa con el rabo entre las piernas a nada que alguien le haga frente. Y cuando le cambian un perro agresivo por otro más tranquilo, se queda descolocado.
Y así es como el ministro Margallo, nuestro Gobierno y su presidente, se enteran de las noticias por la prensa. No lo recibió Raúl para no tener el compromiso de decírselo y, sobre todo, para que no quedase sombra de duda de que el gobierno de España no pintó nada en el tema.
Seguro que si gobernasen Suárez, Felipe o Zapatero, sus nombres figurarían junto a Francisco.
Rafa Castillo.