viernes, 26 de abril de 2024

Ojalá lo lea Pedro Sánchez. Y le sirva!

 

El pasado miércoles el Presidente Pedro Sánchez anunció que se tomaba un tiempo de cinco días para reflexionar sobre si ante el clima político existente y los constantes ataques sin motivos a su mujer, valía la pena seguir en su puesto.

No sabemos aún cuál será su decisión definitiva. Puede dimitir, puede no hacerlo o puede someterse a una cuestión de confianza. Yo deseo que sea esta última opción.

Porque la primera no me gusta. La comprendería desde el punto de vista personal, pero sería mala para el país. El riesgo de que VOX y la extrema derecha gobiernen este país, destruiría todo lo positivo de la obra del que sin duda es el mejor gobierno que nunca tuvo España. Sería el triunfo de la insidia, la guerra sucia y la miseria a la que quieren someternos los que realmente no creen en la democracia y piensan que el poder solo les corresponde a ellos por derecho divino, por la gracia de dios.

La segunda, la de seguir sin más, a mí no me molestaría. Pero daría pie a una guerra insoportable de todos los rastreros de la política y los medios. A Pedro le llaman perro. Pero los auténticos perros sarnosos y rabiosos son los de los dos partidos de la oposición, la ultraderecha y VOX y su coro mediático.

Por eso elijo la cuestión de confianza. Por un lado porque permitirá comprobar que la mayoría que invistió a Pedro sigue, con sus lógicos matices viva. Porque una mayoría no es una unidad. Es una confluencia con diferencias y matices tácticos o estratégicos. Es el resultado del dicho “la unión hace la fuerza”. Si no hay dos personas iguales, puede haber dos partidos que coincidan al 100%. Claro que no! Pero ese es el mérito de las coaliciones. Todos renunciamos a algo en busca de un bien superior.

Pero hay otro lado más importante. Esa moción de confianza pondrá a todos en su sitio. Dibujará la altura o miseria moral de cada uno de los actores políticos. Se verá claro que tanto los de VOX como los del partido ultra seguirán restregándose por el barro poniendo el duda a la persona de Pedro y repitiendo su habitual y amplia retahíla de insultos y bajezas.

Porque muy pocos ven el lado humano de este problema. Pocas personas, y ninguno de los miserables, habrán hecho la consideración con la que cerraré este artículo. Se ha dicho estos días que a la política hay que venir llorado. Que es una de las maniobras a las que Sánchez nos tiene acostumbrado. Que es un acto electoralista. Que es una maniobra…

Todos sabemos que dedicarse a la Política, así con mayúsculas, es duro. Y hay que tragar toda la bazofia que arrojan los que se dedican a la política, así, con minúsculas. Pero, se puede exigir a alguien que sea mártir? Tiene que ser un Político un mesías dispuesto a morir crucificado?

Pero y si lo que ocurrió fue otra cosa. Y si Pedro, acostumbrado a resistir ante todas las circunstancias se encontró ante un dilema imposible? Eso los retrataría a todos desnudos ante sus miserias.

Imaginemos, por un momento, que la que se hartó fue Begoña. Y le dijo: Pedro, o dimites o me divorcio…  Tu qué harías? Razona la respuesta con tu pareja.

Rafa Castillo.