Ahora ya me lo explico. Por eso nuestro presidente no comparece ante el Parlamento, ante la prensa, anta la ciudadanía, él que había prometido decir siempre la verdad y ahora nos la oculta.
Hay un dicho popular que dice “dime de que presumes y te diré de qué careces”. Y ahora, que todo el mundo mira a la Moncloa a ver que dice Rajoy, por que se oculta en la crisis de Bankia y hace lo peor que se puede hacer para ganar confianza, que es permanecer en silencio, ahora sus colaboradores nos lo explican.
Otra alternativa es imaginarlo en una gran oficina con dos docenas de fotocopiadoras reproduciendo billetes. Y Rajoy de una a otra reponiendo papel, recortando los billetes con la guillotina o poniéndolos en fajos de 100.
Pero no. Sus colaboradores nos aclaran que pasa el día al teléfono con los líderes europeos, que con esa factura de teléfono a ver quien recorta gasto corriente. ¡Veinticuatro horas diarias de llamadas! Espero que sean a cobro revertido y que pague la Merkel, que sino esto será una ruina.
Como vivo lejos, pido a algún conocido de Madrid, o a algún periodista que pasen cerca de la Moncloa a altas horas de la noche, a ver si hay una luz permanentemente encendida. Porque no sé porqué esto me recuerda a aquel superlativo enanito con calva y bigotillo que constituido en centinela de occidente pasaba las noches despierto trabajando y velando por nosotros en su despacho de El Pardo.
No sea que la bombilla de Rajoy, esperemos que de bajo consumo, haga que en el despacho presidencial ocurra como en el imperio de Felipe II donde nunca se ponía el Sol.
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