domingo, 23 de diciembre de 2018

No es política. Es religión.

Hace ya treinta y tantos años me encontré con un cura conocido del que en su día fui monaguillo. Hablamos de política, entre otras cosas y me dijo que él era, por supuesto, de Alianza Popular. Y recordando esto, ese “por supuesto”, me lleva a una serie de reflexiones.
Es cierto que AP, y sus actuales herederos, PP, VOX y en cierta medida C’s, apoyan la institución de la iglesia católica y sus manifestaciones públicas de religiosidad, procesiones, viacrucis, cabalgatas y belenes. Vírgenes y santos les ayudan en la lucha contra el paro, y hasta un Ministro del Interior tenía un ángel de la guarda, Marcelo, que le hacía de gorrilla y le ayudaba a encontrar aparcamiento. Y es cierto también que sus principios los basan fundamentalmente en la ley de Moisés. Pero, ¿siguen realmente las enseñanzas de Jesús de Nazaret?
Analicemos unos ejemplos de temas de actualidad que recogen los evangelios.
Hace 2.000 años, ya existía, y conocía, la homosexualidad. En Roma, Grecia y seguramente otras muchas culturas de la antigüedad eran práctica habitual. Y si Jesús no tenía conocimiento de eso, que lo dudo, como buen conocedor de la Torá seguramente sabría de los casos de Sodoma y Gomorra. Y sin embargo, en ninguno de los cuatro evangelios hay una sola palabra sobre esa y otras prácticas sexuales. Pero, sabéis de que si hay referencia? De la pederastia: "Pero al que escandalice a uno de estos pequeños, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar" (Mt, 18,6 ss). ¿Habrá frase más clara y dura sobre esto?
Es cierto que como buenos católicos, esos partidos y sus seguidores proclaman la importancia de la fe. Y eso es, sin duda, respetable. Pero en esa doctrina nos enseñaban que hay tres virtudes teologales. La fe, la esperanza y la caridad. ¿Y donde dejan esta última?
Ya Pablo de Tarso decía en la 1ª a los Corintios, 13.2 que “si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy.” Y el mismo Jesús, “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado” Juan 13, 34-35).
Y del mismo profeta de Nazaret es la siguiente expresión: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis” (Mt, 25 41-43).
También se pronunció sobre la riqueza, y la situación que ocasiona el liberalismo imperante. “Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos”. (Mt, 19,24).
¿Algo más? Pues sí. Está ahora de moda la condena a prisión permanente revisable que ya VOX reclama como cadena perpetua sin posibilidad de reinserción. Y sobre esto también hablan los evangelios. “Os digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.” (Lc, 15, 7).
¿Y que hacen ante esto nuestras derechas? Rechazo a los LGTBI, rechazo a la inmigración, recortes sociales, liberalismo a ultranza que permite la explotación de los menos favorecidos por los más poderosos, y cadena perpetua.
Por eso, por supuesto, los católicos tienen que votar a la derecha. Porque defienden a la iglesia, la tradición cristiana, y la ley de Moisés. Pero, ¿donde queda la doctrina de Jesús de Nazaret?
Sobre esta actitud también hay una referencia. “Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpiáis el exterior del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de robo y de desenfreno”. (Mt, 23, 16).
Lo dicho…
Rafa Castillo.