miércoles, 18 de septiembre de 2013

El "problema" catalán

Posiblemente empezó mal. Zapatero prometió a Maragall que aprobaría el Estatut que él le mandase, y la precipitación de este hizo que la casa se empezase por el tejado hasta llegar a la actual situación. Y lo que hubiese sido el cierre del “problema” catalán, se convirtió en un agravamiento tras el recurso del PP ante el Tribunal Constitucional y la sentencia de este podando el Estatut aprobado por las Cortes Generales y con amplísimo consenso en la sociedad catalana. Lo siguiente fue la radicalización catalana (Convergencia) hasta el derecho a decidir y el empecinamiento del gobierno de Mariano Rajoy en no mover una coma. Como remate la cadena multitudinaria del pasado 11 de septiembre. La situación es cada vez más compleja. Por un lado, los partidos catalanes tienen prisa para realizar la consulta popular en 2014. Por otro, la conocida política de Rajoy de dejar que el tiempo solucione los problemas. Y encima la aparición de la extrema derecha española. En definitiva, la lucha entre dos ultranacionalismos, catalán y español. Y sin embargo la secesión sería la peor solución para todos. Para España porque perdería peso y su comunidad más rica. Para Catalunya porque sería un estado, también de poco peso, y fuera de la Unión Europea en la que tardaría un tiempo en entrar. Y además que, como en los divorcios, el problema no está en decidir separarse, sino en la custodia de los niños, la pensión compensatoria y el reparto de bienes, dinero y deudas. Por eso es necesario encontrar una solución que satisfaga a todos. Si hemos convivido 500 años bajo reinados absolutos y dictaduras, ¿es posible que unos pueblos civilizados no seamos capaces de vivir juntos en democracia, no de forma forzada, sino voluntaria y en armonía? Yo creo que sí. Que sin que España deje de ser España, podamos hacer un país cómodo y agradable para todos. No hace falta más que voluntad. Frente a las prisas de unos y la inactividad de los otros, hay que actuar ya pero con paciencia. Hay que empezar ya el debate, a trabajar. Y hay que aplazar la consulta hasta lograr el consenso. Bien. El TC dijo que el Estatut no era constitucional. Y sin embargo reunió el consenso suficiente para ser aprobado por las Cortes Generales. Pues la solución es compleja, pero clara. El mismo consenso que aprobó el Estatut puede servir para una modificación de la Constitución en la que quepa ese Estatut. El problema, claro, es el bloqueo del PP. Pero sin duda, más pronto que tarde, perderá su mayoría absoluta. El 2015 viene muy poco después del 2014. Rafa Castillo.