viernes, 12 de agosto de 2011

¡Se venden parcelas a buen precio!

Se llamaba José Morillo aunque todos lo conocíamos como “o Liralla”. Lo recuerdo como una culta persona sin estudios con esa cultura que crece y se alimenta con la vida, la experiencia, el sufrimiento, la guerra estúpida y la infame represión.
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Lo estoy viendo con su cayado, la boina calada y el eterno ideales (¡caldo!) entre los labios liado a sus años con una habilidad que para si quisieran muchos porreros. Y oigo en el recuerdo muchas de sus frases, de sus sentencias. Cuando su hermano Antonio, el entrañable Lagareto se presentó como primer candidato socialista de la transición en A Pobra do Brollón, alguien le dijo: “habrá que votar PSOE ya que se presenta tu hermano” a lo que Liralla respondió “hay que votar PSOE se presente mi hermano o no”.
Aquel devoto ateo militante definía perfectamente la historia de la iglesia, al menos desde Constantino hasta ahora. “Venden parcelas de cielo a cambio de oraciones y sobre todo dinero”.
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Y viene este recuerdo a cuento porque, como en todo comercio que se precie, los mercaderes del templo han instaurado las rebajas. ¿Está usted excomulgada por haber abortado? Nosotros se lo solucionamos fácilmente. Venga a Madrid a ver el Papa, confiésese, cumpla la penitencia y todo arreglado. ¡Ningún otro producto podría blanquear así su alma! Pero ya sabe. ¡Busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo!
Pero, ¿no es el aborto el más grande de los pecados? Pues que fácil superarlo. Si la penitente tiene suerte de vivir en Madrid o tiene tiempo y dinero para viajar a Madrid desde el más remoto de los rincones del mundo, todo solucionado. Si no tiene medios para viajar, lo sentimos. Que no todos somos iguales.
Por cierto, ¿seguirá vigente aquel artículo del código de derecho canónico que venía a decir que si el aborto se practicaba para salvar el honor familiar no era un pecado grave?
En fin, amigo Liralla. Que razón tenías.
Rafa Castillo.

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