domingo, 2 de octubre de 2016

Que alguien arregle esto.

Ahora, tras el golpe de estado producido ayer en el PSOE, ya está solucionado el futuro. Los barones y la baronesa no tendrán que proponer la vergonzante abstención. Para eso han nombrado unos acólitos que les harán el trabajo sucio para después decir que ellos son la auténtica oposición al PP. Y con ello llevarán al partido a un nuevo ridículo.
Al día siguiente de ser investido, Mariano Rajoy empezará a tomar “medidas”. Y convencido como está de que la suya es la única política buena, seguirá avanzando en su línea anterior elaborará un presupuesto de recortes y nuevos copagos para cumplir sin rechistar, sin renegociar los objetivos impuestos por Europa. Y claro que hay que alcanzar la estabilidad presupuestaria. Pero no hay un único camino para lograrla. Pongamos un ejemplo. Si hay que aumentar la recaudación se puede hacer vía impuestos o tasas. El PP apostará por las tasas (copagos). La diferencia es que estas las pagamos todos por igual. Un buen sistema de impuestos haría que pague más quien más tiene.
Y el presupuesto que el gobierno elabore será aprobado en el parlamento con los votos a favor del PP y Ciudadanos y la abstención, si no el voto a favor, de PNV y la antigua Convergencia que verán así solucionadas, sin mojarse sus cuentas. Y mientras los socialistas burlados y con un palmo de narices.
Pero supongamos que no. Supongamos que Rajoy, agradecido por la investidura favorecida por los lacayos de Susana, se siente magnánimo y ofrece un pacto al PSOE. Y que la buena negociación del nuevo testaferro de la baronesa (quien nos lo iba a decir a quienes votamos a Madina) hace que el presupuesto tenga un cierto sesgo social. Imaginemos por ejemplo que se logra una subida de las pensiones dos puntos por encima de la inflación, algo que no se recuerda desde la primera legislatura de Zapatero. Un triunfo, pensarán algunos, que nos reconcilia con la sociedad y los votantes perdidos.
Pues no. Unidos Podemos, tontos serían si no lo hiciesen, exigirán cuatro o cinco puntos, y el “logro” obtenido tras arduas negociaciones sabrá a nada. En definitiva. Acabamos de facilitar el sorpasso. Nos encaminamos entusiasmados tras la senda del PSOC y apuesto a quien quiera que en la próxima legislatura no alcanzamos los 60 escaños. Salvo que surja alguien, socialista de verdad, y con ideas muy claras que lo remedie.
Se buscan candidatos.