miércoles, 23 de diciembre de 2020

Cambio climático.

 La causa principal del cambio climático es el aumento del nivel de CO2 en la atmósfera. Desde la desaparición de los dinosaurios al descubrimiento del fuego por la humanidad el nivel fue aceptablemente constante. Naturalmente había incendios puntuales, pero nada que no pudiese equilibrar la flora existente. Fuego y animales producían CO2 que las plantas hacían desaparecer.

El problema es que los humanos hacemos aflorar a la atmósfera en carbono enterrado en forma de carbón y petróleo. Y su combustión genera el exceso de anhídrido carbónico. Es urgente pues no reducir, sino hacer desaparecer esta combustión de carbono de origen mineral. En cuanto a la combustión vegetal, si es moderada puede lograrse en equilibrio entre el anhídrido producido y la fotosíntesis de las plantas, ya que no incrementa la cantidad de carbono.

Respecto al carbono aflorado a la atmósfera por los combustibles fósiles, en necesario retirarlo de la circulación. Para ello no es solución la intentada en la pasada década de enterrar depósitos de CO2. Además con el peligro ya sufrido de provocar terremotos que podrían romper los propios depósitos. Hay que drenar el exceso del CO2 en la superficie, en forma de vegetación, y concretamente de árboles, que lo almacenan en su madera.

Y hay que analizar las alternativas limpias de energía. Tanto estáticas como de movilidad.

En las estáticas tenemos las individuales y las generales. Las individuales son difíciles de aplicar excepto en casas unifamiliares donde pueden combinarse la calefacción por bomba de calor, aereotérmica o geotérmica, o termosolar, con el autoabastecimiento, al menos parcial, de energía fotovoltaica. En todo caso la generación pública de electricidad a través de las empresas eléctricas tiene que ser básicamente a través de fotoeléctrica o aereoeléctrica mediante molinos de viento. Y para las horas sin sol y viento, por combustión de hidrógeno como veremos más adelante.

La movilidad terrestre, excepto del ferrocarril que funcionaría con electricidad, puede tener dos alternativas. Motor eléctrico o de hidrógeno. El eléctrico, por el que parece apostarse en la actualidad tiene grandes problemas. El enorme peso de las baterías, las escasas reservas de Litio y la relativamente poca autonomía combinada con un tiempo largo de recargo. Esto podría solucionarse cuando la técnica permita recubrir o substituir la chapa de los vehículos por pequeñas placas solares.

El motor de hidrógeno tiene un problema que resolver, la seguridad. Efectivamente con el hidrógeno el riesgo de explosión es grande. Pero solucionado por la técnica este problema, tenemos una fuente de energía eficaz, fácil de transportar y totalmente limpia. En efecto el hidrógeno se obtiene de la electrolisis del agua, y su combustión produce agua. Y la cantidad de oxígeno que consume es igual a la liberada en la electrolisis. Y cero carbono y metales pesados.

La crisis que padecemos actualmente por la COVID necesita de fuertes inversiones para relanzar la economía. La visión inteligente es convertir el problema que tenemos en una oportunidad para encauzar esa inversión en las líneas indicadas.

Menos para los negacionistas, claro.

Rafa Castillo.

domingo, 13 de diciembre de 2020

Que puede hacer el Rey con el rey?

 

En primer lugar sentemos, una vez más, el punto de partida. No soy monárquico, soy realista. Y no realista del rey, sino de la realidad. Como muchos de mi generación, nos hicimos juancarlistas ya que, lo recordamos bien, era la única opción posible. Juan Carlos había heredado el poder absoluto de un dictador al que, no olvidemos, destituimos con una flebitis, y enterramos en un mausoleo. Y, reconozcámoslo, ese rey renunció a su poder y se lo devolvió al pueblo.

En cuanto pudo, unos 8 meses, se deshizo de Arias Navarro, el presidente heredado de Franco, del que dijo en USA que era una rémora para sus deseos de establecer la democracia y lo substituyó por Suárez, un personaje del régimen, pero dispuesto a seguir sus indicaciones. Sus contactos con el comunista Santiago Carrillo en la clandestinidad (aún en vida del dictador) propiciaron que en menos de un año Carrillo regresase a España, de dejase detener y fuese puesto en libertad.

Vino luego un enero negro (1977) en el que el GRAPO secuestró a Oriol y Urquijo, Consejero de Estado, y al general Villaescusa, se produjo la matanza de los abogados laboralistas de Atocha a manos de un grupo fascista, un estudiante fue asesinado después de una manifestación por los Guerrilleros de Cristo Rey, varios policías y guardias civiles fueron asesinados por el GRAPO y CCOO y PCE llamando a los trabajadores a la calma. Y ese ambiente polarizado y extremo, el gobierno legalizó al Partido Comunista de España en Semana Santa mientras el Rey mantenía controlados a los militares. Y aunque otras fuerzas de izquierda (ORT, PCPE, LCR, MC, HB, PTE…) no fueron legalizados hasta después, pudieron presentarse a las elecciones como agrupaciones de electores.

Pocos días después ante el primer Comité Central del PCE, Santiago Carrillo pronunciaba unas enigmáticas palabras. “estamos en las horas, no los días, de que nuestro partido adopte decisiones transcendentales para salvar la futura democracia. Por eso desde hoy mismo la bandera bicolor del Estado ondeará en nuestras sedes junto a nuestra bandera roja”. Estaba claro que el líder comunista conocía la situación y los peligros a los que se enfrentaba.

Y así en tres años tuvimos una Constitución homologable a las de la Europa libre, que pudo ser mejor o peor, pero con la que no soñábamos ni en nuestros mejores sueños. Y vino luego el 23-F en el que no se puede negar que la intervención del Rey fue fundamental para que otras Capitanías Generales no se uniesen a la de Valencia y otras unidades a la acorazada Brunete. Yo mismo tengo que reconocer que hasta ese momento no me relajé. Y aún hubo, entre otros, intentos de golpe de Estado como el de los hermanos Crespo Cuspineda en la víspera de las primeras elecciones ganadas por el PSOE.

Pero como el doctor Jekyll y mister Hyde, y muchos otros, Juan Carlos tuvo su doble personalidad. Y detrás del Rey admirable por sus hechos, estaba el rey corrupto, tanto, no olvidemos, como muchos políticos, y, por qué no decirlo, muchos ciudadanos si pudiesen. Y antes y después de abdicar cometió hechos deleznables constitutivos de más que presuntos delitos. Me gustaría saber si el conocimiento o sospecha de estos no estuvo detrás de la causa de la dimisión del Jefe de la Casa del Rey, Sabino Fernández Campo.

Y por los hechos posteriores debe de ser juzgado, y es más, yo creo que por los anteriores también. Ya he explicado en otros artículos mi opinión de que inviolabilidad no es lo mismo que impunidad. O quedaría impune un asesinato cometido por el Rey?

Y como republicano no me gustaría morir sin ver una república en España. Pero mientras la mitad de los ciudadanos sigan votando a partidos fascistas o ultraconservadores no podrá lograrse pacíficamente. Así que es inútil flagelarnos con ilusiones banas. En todo caso en la monarquía sueca se avanzó mucho más en estado social que en la república USA. Y algún día la monarquía, en toda Europa, se acabará cuando la UE avance a una confederación. Esto se lo oí decir, a finales de los ochenta, a la reina Sofía.

Felipe VI se encuentra en una situación que yo no querría para mí. De un lado su posición como Rey. De otro como hijo. Deberíamos ponernos por un instante en la situación de que nuestro padre fuese un delincuente. Lo repudiaríamos o lo acompañaríamos hasta la puerta de la cárcel? No es fácil resolver el dilema.

Por eso le voy a dar un consejo al Rey Felipe. El ejemplo de José Ramón Goñi Tirapu. Este fue Gobernador Civil de Guipúzcoa en tiempos de Felipe González, los más duros de ETA. Como tal sufrió cuatro intentos de asesinato por parte de la banda terrorista. Un día dimitió. La guardia civil le informó de que su hijo pertenecía a un comando de ETA y había pasado a Francia.

Felipe tiene dos opciones. Ejercer de Rey y olvidar a su padre con el dolor que eso supone, o dimitir y facilitar una transición a la República. Mantenerse en el reinado y proteger a su padre sería un gran error y una traición a España.

Él sabrá cuál es su amor a España.

Rafa Castillo.

domingo, 29 de noviembre de 2020

Justicia fiscal.

 

Está abierto el debate sobre la armonización fiscal. Y es un tema que se presta a la demagogia, sobre todo cuando la derecha (de este país y del mundo) se lanzan a la loca carrera de bajar impuestos con la falacia de que nuestro dinero esté en nuestros bolsillos, en lugar de en poder de hacienda. Y es que cuando dicen “nuestros bolsillos” se refieren literalmente a eso. A los suyos.

Lo primero que debemos decidir es si queremos un estado social, estado del bienestar en el que los servicios básicos, sanidad, educación, pensiones. Dependencia… sean gratuitos, universales e iguales para todos, o un estado liberal del sálvese quien pueda y el que tenga dinero podrá pagarse esos servicios y quien no dependerá de la caridad de los demás o de la del Estado.

Si lo que queremos es lo primero, es obvio que no lo paga la providencia, ni los políticos de su bolsillo. Lo pagamos nosotros vía impuestos y tasas. Por eso no podemos demonizar los impuestos, sino analizar si son o no justos. Si están o no bien repartidos. Analicemos alguno de ellos.

Impuesto sobre al patrimonio. Comunidades como la de Madrid lo han hecho desaparecer de facto. Y eso como veremos solo beneficia a los que más tienen. Es obvio que tiene que haber un mínimo exento. Una vivienda digna, unos ciertos ahorros… pero quien tiene mucho patrimonio debe contribuir por él pagando en función de lo que tiene. Por eso, cuando se suprime este impuesto, no debemos alegarnos. Al común de los mortales no nos beneficia, solo a unos pocos.

Lo mismo pasa con el impuesto de sucesiones. Suelen decir que es una doble imposición que nos hace pagar por lo que nuestros padres ya pagaron. Y tampoco es eso. Hay que establecer también un mínimo exento, amplio, pero contribuir por el resto. Pongamos medio millón de euros. Quién espera heredar más que eso de cada progenitor? Pero de lo que pase de eso, contribuir proporcionalmente.

Sobre esto dicen también otra media verdad. Si yo ahorro y otro lo despilfarra es lógico que mis hijos lo hereden. Pues sí, claro. Pero eso pasa entre niveles de renta semejantes. Pero este impuesto también ayuda a corregir las diferencias de nacimiento. Podríamos ver también por qué existen tantos niveles de riqueza. Algunas serán por el trabajo y el ahorro. Otras vienen de antiguo, de ser nobles o plebeyos, de la usura, del dominio, de las guerras. Si todos nacemos desnudos, que menos que quienes que más tengan cedan un poco a los otros?

Cuando nos bajan el IRPF hay que tener en cuenta que a los salarios más bajos, que ya no pagaban, no les bajan nada. Al tramo siguiente le bajan un 1% (10€ por cada 1.000) al siguiente 2% y a los más altos 3 o 4%. Es decir, al que gana 200.000€ le rebajan 8.000€. y por los 8.010€ que se ahorraron “entre los dos” tenemos peores servicios públicos (adivina cual de los dos puede ir al privado) y suben tasas, copagos, que todos pagamos por igual. Muy justo!

Seguir votando por la bandera.

Rafa Castillo.

domingo, 22 de noviembre de 2020

Ideología en la escuela.

 

Las sucesivas leyes de educación tienen ideología? Pues sí, naturalmente. Hasta en el nombre. La LODE era la ley del Derecho a la educación, considerando esta como un derecho universal del que no se podía excluir a nadie, ni dejar atrás a nadie. La llamada ley Wert, era la ley de la calidad educativa en la que primaba la competitividad y el apoyo a los privilegiados caiga quien caiga.

Y está además como se interpreta ese derecho. Recuerdo una entrevista amigable que la periodista Isabel San Sebastián hizo a Ana Botella al poco de ganar Aznar las elecciones. “Es cierto que el PP pretende acabar con la enseñanza pública?” “Por supuesto que no. Queremos que los hijos de los pobres también puedan estudiar”. Y en el contexto de la disminución del número de nacimientos en la época, llegó a afirmar, “si en una localidad disminuye el número de alumnos, y hay un centro público y otro privado, no nos temblará la mano… en cerrar el público”.

Y ahí está una de las claves. Porque en todas las localidades hay un centro público, pero no en todas hay un privado. Ayuntamientos con 40, 60 u 80 niños en edad escolar tienen un centro público, pero ninguna entidad privada abrirá uno aunque cerrasen el público. Por qué? Porque no es rentable, simplemente. Y así el sistema público carga con los déficits y el privado se dedica a lo suyo, el negocio.

Y en esto no solo influyen las leyes sino también la gestión. La distribución de fondos entre la pública y la privada no es la misma con gobiernos del PP o de izquierdas. El aumentar, como hizo Aznar, la capacidad de aceptación de alumnos por los centros, o aumentar el peso de la nota curricular en el acceso a la universidad, no son posturas neutrales. Tampoco es casual que los alumnos con problemas de integración se concentren en la pública.

Tampoco es políticamente pacífica la cuestión de las clases de religión. Por delante que para mí la ley se queda corta. Yo la suprimiría y pondría en su lugar una historia de las religiones que descubra lo bueno y malo de cada una, incluyendo inquisición, cruzadas y guerras santas, y que propicie que los ciudadanos de distintas religiones, o ateos o agnósticos se entiendan mejor unos a otros.

Qué pretende nuestra derecha? Que sea una asignatura curricular con el mismo peso que las matemáticas o el castellano, y que además, los que no quieran tenerla, tengan la obligación de estudiar otra asignatura alternativa. Y no olvidemos que en la enseñanza de religión los alumnos aprenden que los católicos son mejores y superiores a los pobres ignorantes que no creen en Dios. Y a esto no le llaman adoctrinar.

Y en cambio sí llaman adoctrinar a asignaturas como la educación para la ciudadanía o la que se establece ahora. Asignaturas que lo que pretenden es aumentar el reconocimiento de las diversidades y fomentar una sociedad más libre, solidaria y respetuosa con los demás. Casi igual que la religión.

Luego está la enseñanza separada por sexos. Sinceramente, y porque la padecí, yo también la prohibiría. Pero en todo caso está bien que no sea subvencionable. No prepara a los alumnos para la convivencia y el respeto. Al contrario crea el caldo de cultivo para la misoginia y el establecimiento de roles diferentes por sexos. Seguramente la parte científica o económica se potenciará más en las clases de los chicos, y ya solo faltará que en las de chicas se ponga la asignatura “labores del hogar”. No les dejemos hacerlo.

Pues sí. Me gusta la ley Celaa.

Rafa Castillo.

viernes, 16 de octubre de 2020

La política del no.

Pongamos cuatro casos. El gobierno Ayuso, en la comunidad con más incidencia de la Covid-19, quiere levantar todas las restricciones. El gobierno catalán, por temor a llegar al nivel de Madrid, cierran toda la hostelería hasta final de mes. En Verín (Ourense) la hostelería decide por si misma cerrar hasta fin de mes. En el resto de comunidades se confinan ciudades por los propios gobiernos autonómicos.

La primera pregunta que surge es si el gobierno madrileño es ya más irresponsable que el catalán. Cuando el gobierno de Catalunya actuó irresponsablemente (proces) el gobierno del Estado tuvo que asumir su tutoría a través del 155. Ahora que el irresponsable es el de Madrid por no adoptar medidas para proteger la salud de sus habitantes y de los del resto de España, el Estado asume su tutoría con el estado de alarma.

Madrid dice que el Estado es injusto con ella y que quiere ahogar su economía. Y no es cierto. Es la irresponsabilidad del gobierno de la comunidad quien realmente pone en riesgo su economía, como la puso en su día la Generalitat con el proces. Todos los organismos internacionales dicen claramente que si no se controla la pandemia, las consecuencias a largo plazo son peores. Que es mejor parar todo por un tiempo a que después pare todo por más tiempo.

Pero quien recibió de “Pecas” el encargo de gestionar sus redes sociales, pone a la comunidad y la salud de sus ciudadanos al servicio de la guerra de su partido contra el gobierno legítimo. Y al servicio de una ideología, la neoliberal, en la que prima exclusivamente la libertad, de mercado por supuesto. Un PP, democristiano como se define, e integrado en el grupo Popular europeo, no dejaría a tanta gente al pairo.

Y esta actitud de bloqueo solo es comparable al que su partido hace con las principales instituciones del Estado.

Porque no es la primera vez que el PP bloquea torticeramente la renovación de las instituciones cuando es oposición en espera de llegar a tener mayoría y renovarlas a su gusto. El Consejo General del Poder Judicial tenía que renovarse en 2006. Esperando a ganar las elecciones del 2008, lo bloqueó hasta ver que había perdido. Y lo mismo pasa ahora desde 2018. Y no. No todos son iguales. El PSOE nunca lo bloqueó.

Las derechas españolas, muchos de cuyos dirigentes no la votaron, parecen reducir la Constitución al artículo de la unidad de España y el 155. Pero no, léanla bien. La Constitución es mucho más larga y también ordena renovar en sus plazos las instituciones. Ser patriota no es envolverse en docenas de banderas y tararear el himno. Ser patriota es cumplir la Constitución en todos sus términos.

Ahora el patriotero Casado, que no cumple la Constitución, va ayudando a España por Europa comparando a nuestro país con Polonia. Olvida que es él quien bloquea las instituciones. Y que la reforma que se pretende se hará por Ley Orgánica aprobada por mayoría absoluta de las Cortes. Y que aprobada el gobierno volverá a proponer el consenso. Y entonces si lo aceptarán.

En fin, el perro del hortelano.

Rafa Castillo.

 

domingo, 19 de julio de 2020

El ocaso de los dioses.


Empecemos, para dejarlo bien claro, con una declaración de principios: no soy monárquico. Soy republicano. Pero al mismo tiempo he de decir que el debate monarquía vs república es el que menos me interesa. Primero porque es imposible con la actual composición parlamentaria que refleja, no olvidemos, la composición social. Y entrar en propósitos imposibles no genera más que frustraciones. Segundo, porque entre la monarquía sueca y la república húngara, tendría claro que elegir. En cuanto a mi opinión sobre la “inviolabilidad del Rey” consultar la anterior entrada: https://rafacastillo2.blogspot.com/2020/06/el-rey-irresponsable.html.
Y tercero porque hay objetivos mucho más importantes de que hablar. Un nuevo pacto social, una mayor justicia fiscal, el reforzamiento de los servicios públicos, el reconocimiento constitucional de los avances que sin duda logramos en estos 45 años, la mayor integración y solidaridad en la UE que debería aspirar a ser con el tiempo un Estado Federal. Momento en el que desaparecerían todas las monarquías europeas. Y esta conclusión no es mía. Lo dijo, a finales de los 80, Sofía de Grecia, reina consorte de España.
Pero retrocedamos en el tiempo, incluso a antes de que derrocásemos, no olvidemos que con una flebitis, al dictador Franco. Este había nombrado a Juan Carlos de Borbón su sucesor en la jefatura del Estado a título de Rey. Y en esa sucesión incluía todo el poder absoluto que tenía el general superlativo.
Conocía el hecho pero lo recordó ayer un periodista en una tertulia. En 1974 el entonces príncipe envió un emisario a Santiago Carrillo, secretario general del Partido Comunista de España, para pedirle que no se opusieran a su nombramiento y garantizarle que el PCE sería legalizado. Carrillo se lo comentó a sus compañeros de ejecutiva, pero, por ser quien era, no les dijo quien era su interlocutor. Con los años, en unas declaraciones dijo que el enviado del príncipe era, nada más y nada menos, que Nicolás Franco, hermano del dictador.
Y sin duda los hechos demuestran que no fue este el único movimiento internacional que hizo para asegurar el apoyo internacional a la transformación democrática de España.
El 20-N de 1975, la flebitis, como dijimos derrotó a Franco. Y en consecuencia en los días siguientes se realizaron dos actos de Estado. El 22-N, Juan Carlos fue proclamado Rey. El 24, el funeral y entierro de Franco. En este el personaje más visible fue Augusto Pinochet, a la sazón dictador de Chile. Y el funeral lo ofició el ultraconservador cardenal de Toledo y primado de España.
En la proclamación del Rey, destacó la presencia de Valéry Giscard d'Estaing, presidente de Francia que de algún modo apadrinó a Juan Carlos. Y la misa de Estado que se celebró días después fue oficiada por el Presidente de la Conferencia Episcopal, Vicente Enrique y Tarancón apodado por sus detractores el cardenal rojo y al que los fachas abucheaban con la frase, Tarancón al paredón.
Por cierto en su homilía el cardenal hizo al Rey una clara petición de serlo de todos los españoles y buscar la reconciliación nacional, restituir las libertades y promover la democracia. La prensa internacional sorprendida especulaba si ese mensaje tenía o no el beneplácito de Juan Carlos, y a todos los que teníamos entonces inquietudes políticas nos abría una tímida esperanza.
El Rey mantuvo como presidente del gobierno a Arias Navarro que había sucedido en el puesto a Carrero Blanco después de que ETA lo elevara a los cielos, y quien (Arias) había mostrado un cierto aperturismo con el llamado espíritu del 12 de febrero y su Ley de Asociaciones. Se nombraron ministros a alguno de los personajes más aperturistas del régimen como Fraga y Areilza. Pero Arias había cambiado y después de su patético “españoles, Franco ha muerto” se consideró el albacea político del dictador.
En junio del 76, el Rey hizo un viaje oficial a USA y, cosa poco frecuente, fue invitado al Capitolio a pronunciar un discurso ante el Congreso de los EEUU. Recuerdo ese discurso y el impacto que tuvo no solo a través de la prensa española si no de la emisión internacional de radio París, que en mi casa se escuchaba todas las noches. Buscando la literalidad en internet de la intervención, destaco el siguiente párrafo:
"La Monarquía hará que se asegure el acceso ordenado al poder de las distintas alternativas de gobierno, según los deseos del pueblo libremente expresados". "La Corona ampara a la totalidad del pueblo y a cada uno de los ciudadanos, garantizando, a través del derecho y mediante el ejercicio de las libertades civiles, el imperio de la justicia".
El 1 de julio, tras una tensa reunión entre ambos, Arias amenazó al Rey con dimitir si este no desmentía las interpretaciones de la prensa sobre su discurso. Incluso se había publicado un off de record de Juan Carlos en el que este decía que quería democratizar el país, pero Arias era una rémora. Los mentideros políticos de la época afirmaban que cuando le dijo de dimitir el Rey lo puso a la firma un documento de dimisión ya escrito.
No voy a hablar de las demás actuaciones positivas que se produjeron en su reinado como el 23-F, la conferencia de paz de Madrid o su papel internacional sobre todo con la comunidad hispanoamericana. O el reconocimiento que hizo a México por haber acogido a los exiliados de la República.
Lo grave es que tras esa buena actuación pública, se escondía, dicho sin paliativos, un presunto delincuente. Como en la novela “El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde”, hay dos personajes en Juan Carlos. Una visible y otra oculta, de la que algo se intuía, aunque nadie podía sospechar que llegase a tanto.
 Las dos veces que el rey Juan Carlos le dijo a Felipe que se divorciara
Y así, quien pudo pasar a la posteridad como el mejor Rey de la historia de España acabó enterrado en su propio barro.
Solo le queda al emérito una salida digna. Reconocer su error, abandonar la Zarzuela, y tal vez el país, y restituir al Estado lo que quede de su fortuna.
Y si no, Felipe tendrá que tomar la decisión más dolorosa para un hijo: “matar” al padre.
Rafa  Castillo.