domingo, 23 de diciembre de 2018

No es política. Es religión.

Hace ya treinta y tantos años me encontré con un cura conocido del que en su día fui monaguillo. Hablamos de política, entre otras cosas y me dijo que él era, por supuesto, de Alianza Popular. Y recordando esto, ese “por supuesto”, me lleva a una serie de reflexiones.
Es cierto que AP, y sus actuales herederos, PP, VOX y en cierta medida C’s, apoyan la institución de la iglesia católica y sus manifestaciones públicas de religiosidad, procesiones, viacrucis, cabalgatas y belenes. Vírgenes y santos les ayudan en la lucha contra el paro, y hasta un Ministro del Interior tenía un ángel de la guarda, Marcelo, que le hacía de gorrilla y le ayudaba a encontrar aparcamiento. Y es cierto también que sus principios los basan fundamentalmente en la ley de Moisés. Pero, ¿siguen realmente las enseñanzas de Jesús de Nazaret?
Analicemos unos ejemplos de temas de actualidad que recogen los evangelios.
Hace 2.000 años, ya existía, y conocía, la homosexualidad. En Roma, Grecia y seguramente otras muchas culturas de la antigüedad eran práctica habitual. Y si Jesús no tenía conocimiento de eso, que lo dudo, como buen conocedor de la Torá seguramente sabría de los casos de Sodoma y Gomorra. Y sin embargo, en ninguno de los cuatro evangelios hay una sola palabra sobre esa y otras prácticas sexuales. Pero, sabéis de que si hay referencia? De la pederastia: "Pero al que escandalice a uno de estos pequeños, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar" (Mt, 18,6 ss). ¿Habrá frase más clara y dura sobre esto?
Es cierto que como buenos católicos, esos partidos y sus seguidores proclaman la importancia de la fe. Y eso es, sin duda, respetable. Pero en esa doctrina nos enseñaban que hay tres virtudes teologales. La fe, la esperanza y la caridad. ¿Y donde dejan esta última?
Ya Pablo de Tarso decía en la 1ª a los Corintios, 13.2 que “si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy.” Y el mismo Jesús, “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado” Juan 13, 34-35).
Y del mismo profeta de Nazaret es la siguiente expresión: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis” (Mt, 25 41-43).
También se pronunció sobre la riqueza, y la situación que ocasiona el liberalismo imperante. “Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos”. (Mt, 19,24).
¿Algo más? Pues sí. Está ahora de moda la condena a prisión permanente revisable que ya VOX reclama como cadena perpetua sin posibilidad de reinserción. Y sobre esto también hablan los evangelios. “Os digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.” (Lc, 15, 7).
¿Y que hacen ante esto nuestras derechas? Rechazo a los LGTBI, rechazo a la inmigración, recortes sociales, liberalismo a ultranza que permite la explotación de los menos favorecidos por los más poderosos, y cadena perpetua.
Por eso, por supuesto, los católicos tienen que votar a la derecha. Porque defienden a la iglesia, la tradición cristiana, y la ley de Moisés. Pero, ¿donde queda la doctrina de Jesús de Nazaret?
Sobre esta actitud también hay una referencia. “Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpiáis el exterior del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de robo y de desenfreno”. (Mt, 23, 16).
Lo dicho…
Rafa Castillo.

viernes, 5 de octubre de 2018

Fascismo.

Suele oírse, en las manifestaciones independentistas catalanas, llamar fascista a todo aquel que se opone, o simplemente no está de acuerdo, a la democrática decisión del pueblo catalán de independizarse del opresor, y también fascista, estado español.
Así han llegado a llamar fascista a Joan Manuel Serrat, cantautor catalán que se enfrentó y fue represaliado por el franquismo, llegando a tener que exiliarse por condenar las ejecuciones sumarísimas del régimen, y defender la república.
También es fascismo, para los mismos, cualquier político de izquierda que no muestre adhesión inquebrantable al movimiento (a que me suena esto) independentista. Y así ellos, los que sí representan la “auténtica” voluntad del pueblo, otorgan ese calificativo a todo aquel que no lo vea tan claro como ellos lo ven.
Una vez más se produce una interesada y torticera interpretación de la historia. La derrota que conmemoran en 11-S no fue en una batalla del nacionalismo catalán contra el nacionalismo opresor español. Admitamos que el Rey era un opresor. Pero era opresor de toda España y sus colonias. Y la guerra, que no era de secesión, sino de sucesión, era para elegir entre el opresor Borbón o el opresor Habsburgo. Lo único es que ellos se posicionaron con el perdedor. Y lo mismo puede predicarse de las guerras Carlistas, guerras que no eran de España contra Euskadi Navarra o Catalunya, si no de los partidarios del régimen, más o menos liberal, de Isabel II contra los tradicionalistas de D. Carlos. Por cierto, ellos eran tradicionalistas.
Utilizan erróneamente el término fascista como contraposición a nacionalista. Franco no unificó a España contra el nacionalismo catalán. Franco dividió el país en fascistas y demócratas. Y todos juntos, catalanes demócratas y el resto de españoles demócratas, lucharon, perdieron y fueron represaliados por los vencedores. Y eso olvidándonos de las veleidades de algún dirigente del nacionalismo catalán de la república con Musolini.
Fascismo, por el contrario, se contrapone a liberalismo, socialismo, democracia cristiana, comunismo, anarquismo, etc. Por eso, llamar fascistas a todos los españoles cualquiera que sea su ideología en un insulto inaceptable. Sobre todo a los que lucharon contra los golpistas y perdieron por el camino a sus familiares.
La democracia es algo muy serio para jugar con ella. La democracia no consiste solo en ganar unas elecciones, y sobre todo el ganarlas no da derecho para imponer, por encima de todo, la voluntad de los vencedores sobre toda la sociedad. Eso ya lo hizo Hitler. Fue elegido democráticamente, pero, ¿era demócrata?
La democracia es un juego de equilibrios. Y unas normas (la Constitución) preaceptadas por todos. Esta Constitución fue aprobada también por la mayoría de los catalanes, 2.700.000 a favor y 138.000 en contra (se supone que entre ellos además de independentistas habría franquistas). Y aún así el resultado fue mucho más contundente que las pretendidas consultas de estos años.
Según esta Constitución, la soberanía reside en el pueblo español. Arguyen que la supuesta entidad catalana tiene derecho a que sea reconocida su soberanía por razones históricas. ¿Y por qué no el condado de Barcelona o la Marca Hispánica? Por otra parte, la democracia no es la imposición de la mayoría sobre la minoría, sino el gobierno de la mayoría con respeto a los derechos de las minorías.
Y ahí está la otra interpretación interesada. Con menos de la mitad de los votos emitidos se obtiene la mayoría absoluta de escaños en el Parlament por la distribución provincial de estos. Con esa mayoría absoluta, y tomando la parte por el todo, se define que toda Catalunya les dio un mandato para independizarse. ¿y los derechos de la, en este caso, mayoría?
Porque al final, el fascismo es la exaltación de valores como la patria o la raza para mantener permanentemente movilizadas a las masas, lo que ha llevado con frecuencia a la deslegitimización, cuando no opresión, de las minorías. Y, aún dejando muy claro que la inmensa mayoría de los catalanes no piensan así, el President Quim Torra, en su activismo, se presenta de forma parecida.
En fin. ¿Dónde está el fascismo?
Rafa Castillo.

martes, 25 de septiembre de 2018

Cuestión de prioridades.


Parece que el filibusterismo de PP y C’s, impedirá al gobierno la elevación del techo de gasto que había autorizado la Unión Europea. Como siempre, la derecha bloquea todo cuando no gobierna. Basta ver su actuación cuando hay que renovar altos organismos del Estado.
Pero este bloqueo no debe suponer que el PSOE y sus aliados renuncien a aplicar sus políticas y tengan que hacer un presupuesto igual al hecho por el partido Popular. Con la misma cantidad de dinero, se pueden hacer cosas diferentes.
Obviamente el Estado tiene que cumplir sus compromisos. Externos e internos. Pero cuando el dinero no llega para todo, la política consiste en establecer prioridades. Y habrá que analizar que compromisos sin más importantes.
Pongamos un ejemplo. Los acuerdos con la llamada "santa sede" implican que si las aportaciones voluntarias de los ciudadanos a través del IRPF no llegan a determinada cuantía, el Estado los complementa. Y, claro, hay que cumplir este compromiso. Naturalmente, si se puede.
La OTAN exige aumentar las aportaciones de los países en defensa. Obligación a la que también hay que servir. Siempre, claro, que no haya otras obligaciones de más peso. Y hay obligaciones legales y constitucionales más importantes. La sanidad, la educación, las pensiones dignas, la atención a la dependencia…
Y puestos en la educación. La hay pública y concertada. Si hubiese que recortar, por cual habría que empezar? Por la más integradora o por la más elitista? Por la abierta a todos, o por la que de forma más o menos oculta selecciona los alumnos deseados? La que forma en valores cívicos, o la que pretende adoctrinar a los alumnos desde posiciones sectarias?
Y si se plantea así la cuestión, tal vez las derechas vean la parte positiva de aumentar el techo de gasto.
Rafa Castillo.

jueves, 31 de mayo de 2018

Con el PP todo es posible.

Resultaría inimaginable, en un país serio con una democracia consolidada, que un partido de gobierno, después de una dura negociación para elaborar los presupuestos cediendo en todo lo que fuese necesario para lograrlos, votase en contra de su aprobación, y en España, también.
Salvo, claro, que ese partido sea el Partido Popular. Entonces podemos esperar cualquier cosa. Alguien puede pensar que es mi inquina contra el PP quien me hace escribir esto. Pero no. Hay antecedentes históricos. Cuando la moción de censura del tripartito contra el popular Fernández Albor que invistió como presidente de la Xunta de Galicia al socialista González Laxe, el gobierno popular, que se oponía a un aumento de precios en el transporte escolar, ordenó al responsable aceptar todo lo que le pedían y firmar lo necesario.
Porque debemos dejar claro que el PP no es, ni fue nunca, un partido de Estado. Es simplemente un sindicato de intereses. Así podemos recordar el rastrero uso del terrorismo cuando Zapatero intentaba dialogar con ETA, el famoso Movimiento de Liberación Nacional cuando Aznar negociaba con ellos. O por poner otro solo ejemplo, cuando los tan denostados nacionalistas catalanes pedían al PP apoyo al PSOE en la gran crisis y Montoro decía aquello de: dejad que la hundan que ya la levantaremos nosotros. O ver como anteayer mismo, el PP de Lugo establecía en la Diputación un suculento sueldo para su tránsfuga favorito.
Por eso la carta que juega hoy Mariano para presionar al PNV es que si apoyan a Sánchez, ellos tumbarán los presupuestos en el Senado. Naturalmente el PSOE promete mantener las inversiones comprometidas con los nacionalistas vascos. ¿Es ello posible?
Sería algo kafkiano, pero sí. El PP votaría contra sus presupuestos, y, vueltos de nuevo al Congreso, los aprobarían todos los que votaron en contra. Al fin, para cuando se aprueben los presupuestos ya se habrá sobrepasado el ecuador del ejercicio. Y si hay voluntad se podría lograr el consenso para realizar durante lo que queda de año, algunas modificaciones presupuestarias que los mejoren. Por ejemplo, suprimir la subvención a la Fundación Francisco Franco y destinar eses fondos a la Memoria Histórica.
Luego sería el momento de hacer las primeras modificaciones fiscales, anticipo de la necesaria reforma fiscal que necesita más estudio, que permitan elaborar para 2019 un presupuesto más social y redistributivo. Y entre tanto, derogar las más nocivas leyes de este impresentable gobierno, cambiar el Consejo de Administración de RTVE para hacerlo más neutral, y convocar nuevas elecciones. Y de paso, poner en marcha, desde la fortaleza, un sincero diálogo con los nacionalistas catalanes que reconduzca el problema a la vía constitucional.
Claro que Rajoy aún tiene un as en la manga. Si ve que va a prosperar, anular la Moción de Censura con su dimisión. No lo descartemos. Hay antecedentes. Las Comunidades de Murcia y Madrid.
Con el PP todo es posible.
Rafa Castillo.

lunes, 14 de mayo de 2018

Si yo fuese Pedro Sánchez.

Puede que me equivoque estrepitosamente, pero estoy convencido que el problema de Catalunya está, esta vez sí, en vías de solución. O al menos de aplazamiento. Porque en esta partida se juegan muchos intereses. Me explico.
El Gobierno Rajoy necesita aprobar los presupuestos. Y para eso necesita los votos del PNV. Votos que no tendrá si no se retira el 155. Para el PNV, lograr levantar el 155 sería un gran éxito político que le permitiría aprobar, sin complejos, unos presupuestos que le interesan.
Y luego están los catalanes. No creo que ni Quim Torra tenga grandes deseos de ir a la cárcel, ni que encuentre 10 o 12 héroes dispuestos a ser nombrados consellers, desobedecer la ley e ir a la cárcel o al exilio. Más bien creo que lo que están deseando es que los actuales presos salgan de la cárcel, que los huidos regresen, que se les aplique la libertad con fianza y tras un juicio que penas leves el Gobierno les conceda el indulto.
Se objetará que esta descripción no casa con el discurso de Torra en la investidura. Pero solo es un discurso destinado a lograr la abstención de la CUP. Y una vez investido vendrá la real politic. Y en un nuevo discurso, sin abandonar el objetivo de la independencia, dirá que toca recomponer e autogobierno para, en su día, tener las condiciones que permitan alcanzarlo.
Por eso no me extrañaría que entre unos y otros hubiese un pacto. Un pacto táctico, por la confluencia de intereses, o incluso un pacto secreto con la mediación del PNV. O simplemente un pacto de cada parte con el PNV que actuaría así de árbitro y garante. Si el gobierno no levanta el 155 por la presión de C’s, no aprueba los presupuestos. Si el gobierno catalán no rectifica, aprueba los presupuestos pues en mantenimiento del 155 es culpa de los catalanes.
Hay pistas que apoyan esta tesis. Pese a la radicalidad del candidato a President, no olvidemos que muchas veces no son los más radicales en el discurso los más extremistas en las actuaciones. Tardá o Oriol Junqueras pueden ser dos ejemplos. Y por otra parte no olvidemos lo dicho por el refrán: perro ladrador…
También sorprende la prudente actuación de Rajoy en estas últimas semanas. El Gobierno no recurrió los votos delegados, con el consiguiente cabreo de Ciudadanos, cuando la simple presentación del recurso ante el TC suspendería la investidura. Y su moderada intervención tras el duro discurso de Torra: no juzgaremos los discursos si no los actos que se produzcan.
Y por eso el ultranacionalismo español de Albert Rivera está desquiciado. Porque si el problema catalán se soluciona, perderá el impulso electoral que le está dando. Y así un día proclama que dejará de apoyar el Gobierno en la aplicación de 155 y al día siguiente exige que PP y PSOE apoyen mantenerlo.
Por eso, si yo fuese Pedro Sánchez, haría una jugada arriesgada. Si fracasa, peor que estamos no íbamos a quedar. Pero si sale bien consolidaría a Sánchez no solo como líder el PSOE, sino incluso del país. Como hombre de Estado. Es difícil, pero valdría la pena intentarlo.
Se trataría de hacer una oferta a ambas partes, a los dos gobiernos, a cambio de un diálogo sincero y abierto entre los partidos y entre los gobiernos, dentro del marco constitucional y naturalmente, no de igual a igual. Pero si con respeto mutuo.
A cambio ofrecería estabilidad política a ambos gobiernos. Dejo sentado un principio. Jamás aprobaría un presupuesto del PP porque es la antítesis del que yo haría. Pero si la solución de un grave problema de con-vivencia del país lo exige, con pinzas en la nariz, me abstendría en la votación del presupuesto, y si es consiguiendo alguna mejora, mejor. Así liberaría al gobierno de la dependencia de C’s, que quedaría solo como obstáculo para la solución, siempre que el gobierno esté dispuesto a actuar con amplitud de miras.
Y también, una vez investido el President, garantizaría la estabilidad del Gobern en todas sus actuaciones dentro del marco constitucional. Así lo liberaría de la presión de la CUP de forma que el nacionalismo catalán pueda rectificar su camino y mantener sus aspiraciones dentro del respeto a la Ley y la Constitución. Constitución que, no olvidemos, puede y necesita, y no solo en el título VIII, ser reformada.
Y el PSOE podría tener un gran protagonismo mediando en el diálogo entre los gobiernos, e impulsando el diálogo entre los partidos. Posiblemente en dos mesas. Los gobernantes en una, y todos en la otra.
Pedro. Es tu hora.
Rafa Castillo.

jueves, 26 de abril de 2018

Yo cometí el mismo delito que Cifuentes.

Y es que la tentación vivía cerca. A mis 10 años, todos los días regresaba a casa después del cole con un hambre de mil demonios. Y esos demonios interponían en mi camino un quiosco que era una churrería. La tentación era insoportable, y el olor a masa frita aumentaba mi deseo. Así que un día caí en ella y, mientras el churrero preparaba más, robé un churro. Un churro que costaba dos reales (0,50 pesetas)
La tarde transcurrió con más o menos normalidad, hasta que llegó la oscura noche. Y empecé a llorar. Mis padres me preguntaron lo que pasaba y les conté mi delito. Intentaron consolarme diciéndome que no me preocupara, que al día siguiente podía confesarme. Pero fue inútil. ¿Quién me aseguraba que aquella noche no me arrebataría el rayo justiciero de la divinidad? E iría al infierno con tan grave pecado. Total, que mi madre tuvo que arreglarse y sobre las 10 de la noche llevarme a casa de un cura a que me diese la absolución, y casi la extremaunción.
Pero no había acabado ahí todo. Con ansiedad esperaba que llegase en domingo. Ese día, además del habitual duro (5 pesetas) para el cine, me daban… ¡la peseta de los domingos! Pero ese día no fue para chuches. Con la misma velocidad que había desaparecido el churro, ese lunes arrojé la “rubia” en el interior del quiosco. Sin ser visto. Imagino la sorpresa del churrero al encontrarla.
Ahí está la única diferencia entre Cristina y yo. Yo me arrepentí y ella no. Ella intentó justificarse, que las cremas eran suyas, que no sabe como entraron en el bolso… y por eso pudo robar de nuevo años después. Porque eso es su máster. Si yo tengo un yate que no pagué, no heredé o no me toco en la tómbola, es claro que lo robé. Si tengo un máster para el que no me matriculé en plazo, no fui a clases, no me presenté a los exámenes y no hice el TFM, ¿Cómo lo obtuve?
Y, ¿Por qué confieso nuevamente mi crimen? Está claro. Por si un día aspiro a ocupar un cargo público en política. Me diréis que hace 50 años no había vídeos o cámaras de videovigilancia. Pero, ¿y si otro niño me grabó con su “Cine Exín”? que luego esos dosiers nunca se sabe donde explotan y siempre puede haber un amiguito dispuesto a chantajearte o hundir tu vida pública.
Porque no todo se perdona. Se puede obtener un falso máster, tener un millón de euros olvidado en un altillo pero un fontanero, un plan de pensiones de 45 millones en Suiza, un yaguar desconocido en el garaje, recibir el 3, el 5 o el 10% en comisiones, tener sobre sueldos en sobres… eso todo, en el PP se perdona.
Pero tú hurtaste, Cristina, 40€ de crema. Y eso lo aceleró todo para ti. Fíjate que aún estabas en la etapa de los abrazos, de los apoyos en público, de las ovaciones en las convenciones, de defenderte con el ventilador. Luego vendría el Cristina, se fuerte hasta llegar al “esa persona de la que me habla”. Y así podrías aguantar meses.
Lo del máster era una minucia. Nada que no haría cualquiera de los vuestros que mande y quiera. Lo natural, ya lo decía Fraga, es que las personas preeminentes tengan ventajas. Por eso los grandes robos no se castigan en la aristocracia, de sangre o política. Pero hurtar 40€ de potingues, o un churro, es una vulgaridad, una ordinariez.
Y una vulgaridad, una ordinariez, la gente de tanta caspa que te rodea, Cristina, jamás lo perdona.
Rafa Castillo.

domingo, 8 de abril de 2018

Del IRPF y otros impuestos.

Es interesante leer este artículo publicado en Cincodias y El País, y muy especialmente la tabla del final, pues en ello está la clave de lo que está pasando.
https://cincodias.elpais.com/cincodias/2018/04/06/midinero/1523009082_029212.html
el IRPF se estableció en 1978, hace 40 años, consecuencia de los llamados pactos de la Moncloa. Y en este tiempo ha sufrido varias modificaciones que de alguna manera lo han desnaturalizado.
Con el tiempo el impuesto ha visto reducida su inicial progresividad. En el año 1978 el tipo más bajo (el que se aplica a las rentas menores) era el 15%, y ahora es el 19%. Evolucionó igual el tipo que se aplica a las rentas más altas? Pues no. Al contrario, este tipo bajó. Del 65,51% que pagaban en 1978 al 45% que se aplica en la actualidad. Es decir. En 1978 las rentas más altas pagaban más de 4 veces más que las más bajas. Hoy, a penas 2,3 veces más. Es decir. Las rentas más bajas pagan un 4% más que antes y las más altas un 20,51% menos.
Y a ello hay que añadir la reducción de 28 a 5 tramos, lo que hace aún más injusta la distribución del impuesto.
Por eso, lejos de ocurrencias de impuestos especiales, que también, lo que tenemos que hacer es una nueva e integral reforma fiscal. Y el punto de partida debería ser recuperar la progresividad que en su origen tenía el impuesto. Y en su caso, aumentarla. Bajando los tipos mínimos y aumentando los más altos.
Otro tanto podría decirse del IVA. Los gurús de la economía recomiendan hacer desaparecer el tipo superreducido o en todo caso sacar de él muchos productos. Y otra vez la propuesta incide negativamente en las rentas más bajas. Los productos afectados por este tipo (y algunos otros que ya se cambiaron a tipos mayores) son los de primera necesidad, los que todos, ricos y pobres, necesitamos consumir. Alimentos, medicamentos, etc. Y si se sube este tipo, el impacto será mínimo para las rentas altas, pero muy elevado para las más bajas.
Como empezó el impuesto? Inicialmente había un tipo elevado del 33% (cuando el normal era el 16%) para determinados productos, digamos de lujo. Efectivamente. Vestirse es una necesidad. Un abrigo de visón o de diseño, no. Tener coche, para muchos, es una necesidad. Tener un Ferrari, no. Ir de vacaciones a un hotel, es un derecho. Ir a uno de 5 estrellas, también, pero menos. Y así con otros productos como joyas o yates.
Y por añadidura, el engaño a la población con las sucesivas reducciones de impuestos. Porque, además de que la reducción afecta mucho más a las rentas más altas, la pérdida de recaudación se compensa con la subida de tasas y copagos. Y otra vez con el mismo efecto pernicioso para los mismos.
Si a un mileurista le rebajan el IRPF en el 1%, su renta aumenta en 10€. Es decir, deja de contribuir con 10€ al gasto del Estado. Pero si la misma reducción (o mayor) se aplica a quien percibe 100.000€, su ahorro (su menos contribución) será de 1.000€.
Pero si ambos gastaban, por ejemplo, 80€ en medicación, con la reforma que se hizo, ambos pagan 20€ más. Al final, el mileurista pierde 10€ y el de los 100.000€ gana 980€. Genial! Y ello porque ser más rico no implica necesitar más medicación.
Tal vez, teniendo en cuenta lo expuesto se podría disminuir la brecha social que esta crisis aumentó.
Alguien encontrará en lo anterior una solución a la financiación de la Seguridad Social?
Rafa Castillo.

martes, 13 de marzo de 2018

toda la justicia. Ninguna venganza.

Estos días se habla mucho del asesinato del pequeño Gabriel. Y como en todo hay dos visiones.
Una negativa, que nos desazona a todos. Porque descubre lo más turbio de la naturaleza humana. ¿Qué puede pasar por una mente para llegar a matar a un niño inocente de ocho años y que además es el hijo de la persona a quien dices amar?
Pero también es negativa la respuesta que este hecho, condenable como ninguno, genera en muchos de nosotros. Tengo una hija y un nieto y solo pensar que alguien pudiese hacerles algo así, provoca mis lágrimas. Pero un acto criminal como este no debe hacernos traicionar nuestros principios, porque entonces actuaría como pretende actuar el terrorismo. Destruyendo los avances de nuestra civilización.
Justicia, sí. Y con toda su fuerza. Pero no, nunca, venganza. Y ver como miles de personas piden la vuelta de la pena de muerte, o utilizan este triste episodio para oponerse a la derogación de la cadena permanente revisable, eufemismo de la cadena perpetua que la civilización occidental había desterrado, hace que el crimen de Ana Julia haya servido para desenterrar nuestros instintos más primitivos.
Y también los conatos de racismo que este caso ha despertado por el origen inmigrante de la presunta asesina. No. La maldad no es cosa del país de procedencia, de la raza o del color de la piel. Es algo que está en nuestros genes más primitivos y que en cualquiera pueden despertarse. Y es precisamente la civilización la que los ha enterrado. Destruir los principios de esta civilización no hará más que agravar el problema. Es una idea tan peregrina como la de Donald Trump pretendiendo armar a todos para evitar los tiroteos.
Pero en este luctuoso caso hay también una visión positiva. Se trata de los padres de Gabriel. En una pareja separada, el apoyo mutuo que se dieron es ejemplar. Juntos, con una sola voz, abrazados en la búsqueda de su hijo. Y, conocido el trágico desenlace su templanza pidiendo que la hermosa solidaridad que su caso ha concitado no se torne en sed de venganza. Y que no se extienda la rabia, que no se hable de esta mujer más y que queden las buenas personas. Chapeau!
Y más me ha conmovido oír a esa madre, destrozada como tiene que estar por el dolor, sus palabras de consuelo a su expareja por el doble sufrimiento de perder a su hijo y que la causa fuese su actual pareja. Oírle referirse a él diciendo “pobrecito mío” también me hizo llorar.
He leído a mucha gente diciendo: que se la entreguen a la madre que ella sabrá hacer justicia. Y se imaginan a la madre descuartizando con sus propias manos a la asesina de su hijo. Haciéndole sufrir una muerte horrible con grandes y lentos sufrimientos. Pues no. Esta madre si sabe hacer justicia.
Gracias, Patricia, por esta gran lección.
Rafa Castillo.

sábado, 13 de enero de 2018

Dónde está la izquierda?

Una encuesta de Metroscopia publicada ayer augura el próximo triunfo electoral de Ciudadanos, partido que aumenta fuertemente su intención de voto mientras todos los demás, de ámbito nacional, la reducen en mayor o menor medida.
Este sondeo se produce muy aislado en el tiempo respecto a la realidad, año y medio después de las últimas generales, año y medio antes de las municipales y tal vez dos años y medio antes de las próximas generales. Y además a los pocos días de las elecciones Catalanas con el peso que el monotema tiene hoy en la política española.
Por eso es más aplicable que nunca en dicho común de que las encuestas son solo sondeos y que las verdaderas encuestas son las elecciones. Pero las encuestas, si bien no marcan resultados reales, si marcan tendencias y visibilizan posibles escenarios antes inimaginables. En su día pasó con la irrupción de Podemos, y hoy con la eventualidad de un gobierno de C’s.
En efecto. Este estudio arroja datos muy llamativos. Comparados con las últimas legislativas, Ciudadanos crece fuertemente del 13,1% al 27,1% (14 puntos), el PSOE baja algo más de 1 punto (del 22,7 al 21,6), Podemos cae 6 (del 21,1 al 15,1) y el PP se desploma del 33,0 al 23,2 (casi 10 puntos).
Pero a mí me preocupa más otra lectura que se oculta tras la espesura de estos datos, tras los árboles que ocultan el bosque. Analizados los datos en conjunto, y sin tener en cuenta los votos nacionalistas de distintas tendencias, por su menor peso específico y porque se mueven por otros factores, el dato grave es que en conjunto la derecha española crece 6,2 puntos, del 44,1% al 50,3% (mayoría absoluta) y la izquierda baja del 43,8% al 36,7%, el 7,1! De un empate técnico, 0,3% de diferencia, a una derrota estrepitosa (13,6€).
Y esto pone al descubierto dos graves problemas. El primero que los ciudadanos no valoran, situados tras las banderas que los ultranacionalismos de uno y otro signo enarbolan con vigor, los problemas económicos, el injusto reparto de las cargas de la crisis y el más injusto reparto de los beneficios escasos de la débil aún recuperación, la precariedad y fragmentación del empleo, el negativo crecimiento de los salarios, el oscuro futuro de las pensiones y el indudable recorte de sus derechos y libertades.
Y hay que decirlo. Los ciudadanos tienen cierta culpa. Por dejarse engañar, por no tener un pensamiento crítico, por aceptar los mensajes simplistas, mesiánicos o adanistas. Por votar con las vísceras y no con la cabeza.
Pero no la tienen toda, ni siquiera la mayor parte. Y aquí surge el otro problema. ¿Dónde está la izquierda? ¿Qué alternativas propone? ¿Tiene un programa ilusionante? ¿Qué errores cometió para tan escandalosa caída y para ser tan irrelevante ante la opinión pública? ¿Sigue existiendo?
Si no hacemos un correcto análisis de esta situación, y no surge en la izquierda un nuevo planteamiento basado inspirado en nuestro mejor pasado pero adecuado a los nuevos tiempos, la izquierda habrá muerto. Y con ello, aunque no lo sepan, las esperanzas de los ciudadanos.
Hay por ahí alguien que piense?
Rafa Castillo.

martes, 9 de enero de 2018

Cuando la solución soy yo. El suyo beneficio político.

Estos chicos siempre hacen lo mismo. Se creen que son en sí mismos la solución, y por eso nunca hacen nada. Y luego claro, los coge (nos coge) el toro. Veamos algún antecedente.
En 1992 estalló una crisis económica mundial. Su solución en la mayoría del mundo fue rápida, pero en España tardó más. Eran los años de la caída de Felipe González y muchos inversores, animados por el PP (váyase señor González) retardaron su decisión de invertir de nuevo esperando un cambio de gobierno. Las circunstancias que nos llevarían a un nuevo crecimiento estaban creadas, pero faltaba el detonador que las pusiese en marcha. Y este fue, efectivamente el cambio de gobierno.
Y el país empezó a crecer de nuevo. Eran los años del España va bien. Pero no entendieron o no quisieron explicar el porqué. Cuando preguntaban a Aznar por el “milagro económico” español, el becario de Bush respondía desde su proverbial modestia: el milagro soy yo (y Rodrigo Rato, claro).
Y así superamos una crisis creando los cimientos para que la siguiente fuese peor. Y nunca mejor dicho lo de los cimientos, por cierto.
Cuando la crisis que empezó en 2008, los muy desleales antiespañoles de CiU pedían desesperadamente al PP que colaborase con el gobierno para reducir los daños. Pero el patriota Montoro respondía… dejad que la hundan que ya la levantaremos nosotros.
Y efectivamente. Estamos saliendo de la crisis (más tarde que todos y peor que ninguno) y otra vez son ellos el milagro. Genial.
Cuando en agosto de 2005 empezó el gobierno bipartito en Galicia, se produjo a los pocos meses una plaga de incendios forestales que cogieron al nuevo gobierno sin tener desarrollada una política forestal propia y con los medios escasos heredaros. El problema solo pudo solucionarse con la inestimable ayuda de la manguera de Feijoo. Pero como ello son la solución no necesitan hacer nada cuando llegan al gobierno. Solo estar ellos en él. Y claro, en el otoño de 2017 viene otra plaga de incendios y los coge en pelotas.
En 2009 hubo fuertes nevadas que originaron cierto caos circulatorio. Y todo el PP con Marianico el corto al frente exigieron la inmediata dimisión de la ministra Magdalena Álvarez. Bien. Pero, aprendieron algo? No hacía falta. Bastaba con cambiar al gobierno. Con ellos eso no volvería a pasar.
Ahora otra nevada. Mayor o menor no importa. Se anunció con contundencia el peligro o hubo mensajes contradictorios? Se extendió sal de forma preventiva? Los quitanieves estaban en el garaje o ya desplegados? Muchos conductores irresponsables circularon sin cadenas. Hobo medidas preventivas o de control que lo impidiesen?
En 2012, cuando el Prestige, en ministro de Fomento, Cascos, y el presidente de la Xunta, Fraga Iribarne, no permitieron que ese incidente les arruinara un finde de caza. Ahora el ministro del Interior estaba en el fútbol y el Director General de Tráfico de vacaciones familiares en Sevilla.
Qué más da. Si gobiernan ellos, todo saldrá bien, no?
Rafa Castillo.