viernes, 29 de noviembre de 2013

Sectarismo

El partido popular de la provincia de Lugo está organizando una ofensiva en toda regla contra el plan de empleo de la Diputación (PSOE + BNG) a la que acusan de sectaria. Y habría que recordar, una vez más, aquello de los ojos, la paja y la viga. La realidad de la cuestión es que la Diputación convocó un procedimiento abierto a los ayuntamientos con unas bases que pueden ser discutidas pero son objetivas. Tener menos de 5.000 habitantes y no haber tenido en los últimos años escuelas u obradores de empleo. Ya digo, podrían haber sido otras bases, pero estas son objetivas. Y consecuencia de estas bases, el plan de empleo beneficia a doce ayuntamientos de la provincia, entre los que solo uno es gobernado por el PP y el resto por PSOE, BNG o una coalición de estos. Es este el motivo por el que los populares tratan de sectario el plan. Pero como es habitual tergiversan la realidad. Lo que han producido las bases del plan es el afloramiento de una verdad que muchos sabíamos pero que seguramente la gente menos informada desconocía. Quien concede las escuelas y obradores de empleo es la Xunta de Galicia gobernada por el PP. Y lo que sacan a relucir las bases es que en los últimos años fueron favorecidos por esa graciosa concesión, y sin criterios objetivos, casi todos los ayuntamientos gobernados por el PP (todos menos uno) y prácticamente ninguno con alcalde socialista o nacionalista. Con lo que, queriéndolo o no, el plan de la Diputación viene a reequilibrar, de forma aún insuficiente, el déficit de políticas de empleo de la Xunta en los ayuntamientos que el PP no gobierna. Y digo insuficiente no porque la Diputación no haga un esfuerzo importante con sus propios medios y dará empleo a unos 80 trabajadores en los 12 ayuntamientos, sino por que la Xunta maneja para sus obradores y escuelas fondos del Estado y de la Unión Europea que deberían estar mejor gestionados y dedicados a beneficio de todos los lucenses y gallegos. ¿Quién es el sectario?

lunes, 25 de noviembre de 2013

La Señora de la Medalla Milagrosa

Hoy es el “día de...” que no debiera existir. Estamos ya entrados en el siglo XXI y algunos siguen a estas alturas en la era de los Neardentales. Siguen pensando el la mujer como su derecho, su propiedad, su posesión como si aún viviesen en las cavernas. Y a día de hoy no hay pretexto que sirva. Es una culpa individual. Es su culpa. Pero es también una culpa social. Una culpa colectiva. Porque las actitudes de todos, muchas veces sin mala voluntad, sirven de justificación a los elementos que siguen viendo a la mujer como algo inferior, como un objeto que pueden usar a su capricho. Un día oí en la radio a un comentarista, y desde entonces lo aplico en mi entorno, que nunca más iba a consentir en su presencia un chiste machista. Hay que hacer ver en todo momento que no es normal lo que no es normal. Y tenemos otra culpa. La de no ser suficientemente beligerantes, desde el punto de vista dialéctico, por supuesto, con doctrinas y actitudes, que difundidas desde asociaciones influyentes engañan a muchos ciudadanos y les convencen de una situación totalmente inaceptables. Hablo, naturalmente, de instituciones como la iglesia católica, y casi todas las religiones, que siguen, con el dinero de todos, separando varones y mujeres en la educación. Y que enseñan una “natural” diferencia de roles entre el hombre y la mujer. Instituciones que se financian con fondos públicos mientras discriminan por sexos y no son democráticos en su funcionamiento. Hablo, naturalmente, de elementos como el arzobispo de Granada que viene de apoyar la edición de un libelo que se define por su título: cásate y se sumisa. Igual que un menor de edad no puede militar en un partido político, deberíamos exigir que no pudiese bautizarse o inscribirse en ninguna religión hasta la mayoría de edad. Igual que hay películas no recomendadas para menores, debería restringirse su acceso a dicha publicación. Para facilitar al lector el conocimiento de tal ejemplar literario, copiaré algunas frases de una entrevista a la autora. - muchos conflictos matrimoniales podrían resolverse si la mujer entiende su verdadero talento como esposa y madre: la sumisión del servicio - Le corresponde a la mujer llevar al hombre al encuentro de su virilidad, de su paternidad y del ejercicio de la autoridad - la mujer tiene que ser capaz de mediar, de unir, en vez de dividir La mujer ha luchado tanto por la emancipación que, de paso, ha perdido un poco su identidad profunda, ese ‘genio femenino’, como lo llamaba Wojtyla en la encíclica Mulieris dignitatem. la sumisión indica otra lógica: la del servicio recíproco, que es el servicio al que está llamada la mujer - San Pablo nos recuerda que a las mujeres nos gusta controlarlo todo, decir la última palabra, manipular por detrás. Ser sumisas significa, literalmente, estar por debajo para ser el apoyo de todos los miembros de la familia, para acompañar a los más débiles - lo que mejor sabemos hacer, y lo que responde a los deseos más profundos de nuestro corazón, es esa capacidad de servir y unir a las personas. El amor de la mujer es más altruista y lleva al hombre a “salir” de sí, mientras que la mujer recibe (la relación física es una representación de lo espiritual) [nota: esta comparación de lo físico con lo espiritual, ¿no tiene algo de morbo?] - Una buena esposa sabe acoger con dulzura y paciencia. Mira a su marido desde un punto de vista positivo y acepta como bueno lo que viene de él. Pospone la confrontación: controla sus emociones y espera. Y nunca, jamás, contradice al padre delante de los hijos. - Tenemos un modelo: la Señora de la Medalla Milagrosa, con las manos y los brazos abiertos para recibir lo que le llega. Y debajo de sus pies, la serpiente –que es nuestra lengua– siempre dispuesta a criticar, a ver lo malo, a hacer hincapié en lo que falta. [hay esa lengua de las mujeres, jajajajaja] - Muchas jóvenes están decepcionadas porque hoy tenemos muchas exigencias del matrimonio. - Anteriormente, el matrimonio era un medio para encontrar una casa; ahora queremos ser felices. [¡que tontería ser felices!] - El amor no es un sentimiento, es una decisión. Nos adherimos libremente, con toda nuestra voluntad, a elegir a una persona de por vida. - Anteriormente primaban las tradiciones y la gente se mantenía firme. Hoy, la idea de ser infiel, de seguir nuestros instintos, es el aire que respiramos. Hay como una conspiración en contra de la familia y solo la Iglesia da la batalla cultural por nosotros. - Si la mujer tiende a controlarlo todo, el hombre tiende al egoísmo. Por eso su llamada es la del heroísmo. El próximo libro es para ellos [¡socorro!] Aparte de los comentarios entre corchetes, no hago más por hoy. Al fin se comenta solo. Rafa Castillo.