sábado, 27 de agosto de 2011

estructural vs. coyuntural.

En esta crisis que tanto nos ocupa y preocupa, se observa que los todopoderosos mercados nos imponen actuaciones coyunturales junto a cambios estructurales. Y eso en principio no debería de extrañarnos. Pero, si nos paramos a analizarlo podremos observar que la actuación es coyuntural (reversible) o estructural (permanente) en función de los agentes económicos sobre los que se aplica.
Desde siempre nuestras derechas, económica y política, nos han dicho que nuestras economías, particularmente la española, necesitaban cambios estructurales para mantener la senda de crecimiento. Parece ser que esos cambios los necesitaban todos los países, porque todos dejaron de crecer. Solo lo hicieron los emergentes por la necesidad de inversión que tenían.
Y los cambios permanentes a que nos obligan son, naturalmente, los que afectan a los trabajadores: aumento de la edad de jubilación y del periodo de cotización, abaratamiento del despido, contratos de trabajo menos estables, incrementos salariales no ligados al IPC (necesidad del ciudadano) sino a la producción (beneficio del capital), contención o reducción del gasto social. En definitiva, perdida de derechos.
Por el contrario los cambios coyunturales se aplican al otro factor de producción; el capital. En Francia se subirá el 3% a las rentas altas, pero solo mientras el déficit supere el nivel exigido. Luego se volverán a reducir. Pero nadie nos dice que cuando pase la crisis los trabajadores recuperarán, aunque sea poco a poco y parcialmente, las retribuciones perdidas.
Cuatro países europeos, entre ellos España, han restringido las operaciones a corto, que tanto daño llevan producido en las bolsas como factores de especulación que son, pero por un mes prorrogable. Los demás países, ni eso. Si son elementos especulativos, habría que prohibirlos definitivamente.
Estos sí deberían ser cambios permanentes, estructurales. Y junto a ellos, otros que ni se plantean.
Impuestos sobre el capital a partir de determinado umbral mínimo exento como la vivienda o el negocio familiar. En términos similares, impuesto de sucesiones. Mayor progresividad en el impuesto sobre la renta y mayor control sobre los ingresos de capital. Control de las primas por objetivos a corto plazo de los ejecutivos de la banca y grandes corporaciones.
Y por supuesto, el cambio estructural de todo el sistema económico mundial, pasando del capitalismo ultraliberal al Capitalismo Social Regulado.
Rafa Castillo.

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