domingo, 28 de agosto de 2011

Por favor. ¡Que alguien me lo explique!

Alfredo Pérez Rubalcaba
En el fondo no ha sido tan grave. Se va a constitucionalizar la existencia de un límite al déficit estructural pero sin cuantificar en la Carta Magna y sin ser necesariamente 0 como quería el PP. Y que podrá ser modificado por mayoría absoluta. Y se prevé, también en la Constitución la posibilidad de déficit coyuntural cuando las circunstancias lo exijan. Ni que decir cabe que el mérito de esas mejoras es de Rubalcaba, como el propio González Pons reconoce con sus acusaciones.
El problema está en las formas. Ya los romanos acuñaron la frase “la mujer del Cesar no solo tiene que ser honrada, sino también parecerlo”. Y si en política la ética es la condición necesaria, la estética es la condición suficiente. No en vano a las democracias actuales se les denomina democracias formales.
Efectivamente. La forma es la garantía de que ningún poder es abusivo. No se aprueba una ley de cualquier forma y por el gobernante que quiera. Está preestablecido el procedimiento y el órgano competente. Así funciona el Estado de Derecho.
Pues bien. Si el fondo no ha sido grave, no podemos decir lo mismo de las formas. Son, sin duda, legales. Pero muy poco estéticas.
En el fondo, la reforma es una pérdida de soberanía hacia Europa. Así lo proclama el propio texto del artículo modificado: “El Estado y las Comunidades Autónomas no podrán incurrir en un déficit estructural que supere los márgenes establecidos, en su caso, por la Unión Europea para sus Estados Miembros”. Y nada que objetar a eso. Soy de los que creo que Europa debe avanzar hacia su integración en un estado único.
Peridis
Pero en la forma, la reforma es una pérdida de soberanía hacia el Mercado. Y eso es lo grave. Porque si cedemos soberanía a Europa significa, en teoría, que la soberanía que pierde el pueblo español (y los demás) la gana el pueblo europeo del que todos formamos parte. Pero si quien la gana son los mercados, entonces no la recuperamos los ciudadanos, sino que la tienen los brokers, corporaciones financieras, la banca en general y la sacrosanta mano invisible del mercado.
Foto de la Noticia
Se dirá con Montoro que no hubo una exigencia. Y es posible que nadie telefonease a Zapatero para decirte que tenía que hacerlo. Pero es que esta historia está funcionando como la censura con la famosa Ley de Prensa de Fraga durante el franquismo. No había ya censura previa.
Era peor. El periodista tenía que adivinar el límite que el censor podría admitir sin sancionarlo. Le imponían la autocensura.
José Luis Rodríguez ZapateroPues del mismo modo actúa ahora el sistema de imposición. El Presidente analiza la situación y le entra un natural vértigo: todo lo que pasó en agosto. Ahora viene septiembre. No tendré capacidad de reacción si se produce una crisis y las Cortes están disueltas. Y menos luego con el gobierno en funciones. Atacarán los especuladores. Es imprescindible tomar medidas preventivas, poner la venda antes de la herida.
Y por eso tomamos con urgencia una medida que se aplicará dentro de 9 años, y aprobaremos en unos meses un límite que podrá modificarse dos veces antes de ser aplicado. ¿No suena a ridículo?
Y por esa urgencia de tener que hacer ya lo que no tiene prisa, hacemos una reforma exprés, legalmente, eso sí (fondo) pero en circunstancias extrañas (forma). Esto es, con unas Cortes en fin de mandato, fuera del período ordinario de sesiones, en procedimiento sumarísimo de lectura única y sin referéndum, no obligatorio, pero que sería importante para que los ciudadanos viesen como suya la reforma.
Por favor. ¡Que alguien me lo explique!
Rafa Castillo.

3 comentarios:

  1. este nuestro presidente sigue sin aprobar ni en septiembre

    ResponderEliminar
  2. Una opinión tan sesuda como la tuya y desde el anonimato, que no incluye más que descalificaciones sin argumentar, merecería ser eliminada si no fuese porque te define, y que no vas a ser tú quien me haga actuar de censor.
    Rafa Castillo.

    ResponderEliminar
  3. Nuestro presidente ha hecho lo que irremediablemente debía hacerse.
    Otra cosa es que la forma nos ha pillado de sopetón a todos, incluídos los mismos pepés, sin excepción. O que la medida adoptada resuelva a corto plazo la situación.
    Pero a estas alturas de déficit, milagros no se piense que pueda hacerlos nadie. Digo que nadie, señor anónimo

    ResponderEliminar