jueves, 25 de agosto de 2011

Por qué coño...?

Si hace unos días era un norteamericano, el 3º más rico del mundo, quien opinaba que les deberían subir los impuestos, ayer 20 franceses hicieron lo propio. Los españoles, naturalmente, ni están ni se les espera. tienen otras cosas que financiar.
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Y digo yo que esta gente rica, por gestionar bien sus empresas y no por especulación, algo sabrá de economía. Al menos tanto como las famosas agencias de calificación. A los hechos me remito.
 
 Y si eso es así, perdóneseme la expresión, ¿por qué coño no les hacemos caso? ¿Por qué no se lo hacen nuestros gobernantes mundiales? Al menos es seguro que estos tienen un sentido patriótico que no les hará escapar con su dinero. Y, además, si esa medida se toma en el ámbito mundial, acabando con los paraísos fiscales, ninguno podría huir a ningún sitio.
Porque además, no es solo que a esta gente les diese (que también) un ataque colectivo de bonhomía. Es que saben perfectamente que, si no se hace así, sus ingresos acabarán disminuyendo. Como ya decía Henry Ford, para poder fabricar muchos coches necesito que no solo los acaudalados los compren, si no que puedan hacerlo también los trabajadores.

Porque lo que está claro es que con esta forma de intentar salir de la crisis nunca se logrará. Los ciudadanos están cada vez más empobrecidos y por tanto contribuyendo menos, y los estados con menos ingresos y más intereses que pagar. Pero si el Estado no puede invertir y los ciudadanos consumen menos, no se generará crecimiento, lo que hará cada vez más difícil pagar la deuda.
Y no se trata de medidas de maquillaje como la propuesta hoy en Francia de subir el 3% los impuestos para quien tenga unos ingresos anuales superiores al medio millón de euros. Y solo mientras dura la crisis. Tiene que ser un incremento para siempre y más significativo, de forma que se cumpla la máxima tan elemental de que quien más tiene más paga. Y en mayor proporción.
Si nos obligan a reducir el déficit hagámoslo, no por la vía de reducir el gasto social, sino por la de incrementar los ingresos haciendo justicia fiscal y construyendo una sociedad más progresista y justa.
 Sabemos claramente que la derecha mundial nunca lo hará porque eso perjudica los intereses que defiende. Por eso este llamamiento tiene dos destinatarios. Los partidos de izquierda y los ciudadanos. Y no necesariamente por ese orden.

Los ciudadanos, y especialmente los indignados, debemos concretar nuestras reivindicaciones y plantear las soluciones que estamos dispuestos a apoyar. Y llegar a un pacto social con los partidos y sindicatos de izquierda que asuman dichas reivindicaciones como objetivo.
Y ser conscientes que no se podrá lograr a corto plazo. Que es una política de largo alcance que necesitará tiempo y universalidad. Y que entre tanto puede que haya que dar algún paso atrás táctico, pero sabiendo claro cuál es el horizonte que buscamos.
Y en ese pacto social, ser firmes tanto en la exigencia como en el apoyo. O en el apoyo exigente. Exigencia de que se cumpla y de que cuando no se pueda avanzar se nos explique claramente el porqué. Apoyo fuerte para que los gobiernos sepan que siguiendo ese camino nos tendrán a todos detrás, cueste lo que cueste y nos cueste lo que nos cueste.
Y el llamamiento a los partidos y fuerzas sociales es a que asuman estas reivindicaciones como suyas. Que realicen un profundo análisis de cuáles son los problemas de la sociedad del siglo XXI, y cuáles son las respuestas que se deben dar desde una óptica progresista.
Que se den cuenta de que el sistema del capitalismo liberal llegó a su límite y no da más de sí. Que el PODER ya no permite a la socialdemocracia establecer políticas de reparto y de justicia social. Y que por tanto hay que cambiar radicalmente el sistema y las reglas de juego. Aprendiendo del pasado para construir bien el futuro. Estableciendo el Capitalismo Social Reglado, donde no sea el capitalismo lo fundamental y lo social y lo reglado dos adjetivos accesorios, sino que los tres conceptos tengan igual peso y valor.

Capitalismo, como forma de producción competitiva eficaz. Social, como forma de reparto justo de riqueza contribuyendo más quien más tiene y recibiendo más quien más necesita de forma eficiente. Reglado, por sometido a normas de control que impidan la especulación y la opacidad fiscal de los capitales garantizando así su funcionamiento estable.
Si podemos hacerlo y el resultado será un sistema estable, eficaz y eficiente, ¿por qué coño no lo hacemos?
Rafa Castillo.

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