martes, 18 de octubre de 2011

Vísceras y cerebro.

Cuando en el año 1998 ETA declaró un alto el fuego indefinido, el PP de Aznar y Rajoy utilizó las vísceras (el deseo) en lugar del cerebro (la inteligencia). Antes habían acusado a los gobiernos de Felipe González de mantener contactos, no negociaciones, con ETA. Pero ahora les valía todo. Aceptaron las condiciones de ETA, la banda terrorista pasó a llamarse, en boca de Aznar, Movimiento Vasco de Liberación, decenas de presos fueron acercados a Euskadi sin nada a cambio, y se levantó la prudencia y vigilancia de los terroristas. El PSOE mantuvo su silencio y apoyo al gobierno.
Anagrama de ETA, creación de Félix Likiniano.
Cuando la ETA rearmada decidió reiniciar los atentados, los cogió fuera de juego y respondieron, de nuevo, con las vísceras. Se acabó cualquier vía de diálogo, negociación o contacto.
Gobernando el PSOE con Zapatero y Rubalcaba, ofrecieron diálogo a la banda, marcando así el terreno de juego. ETA anunció una nueva tregua y el Gobierno Socialista actuó con el cerebro. No dejó de vigilar a ETA, no movió ni un solo preso y mantuvo el diálogo sin ceder nada, pero prolongando el tiempo sin muertes. Y mientras los populares usaron de nuevo sus vísceras, esta vez las gónadas, para evitar que el éxito fuese socialista.
Ahora ETA declaró, por primera vez, un segundo alto el fuego con el mismo gobierno. De nuevo Zapatero y Rubalcaba actúan con prudencia. No renuncian a él, pero siguen sin ceder ni un ápice. Y de nuevo Rajoy y Aznar, su mentor, meten palos en las ruedas utilizando de nuevo las vísceras, ahora la bilis, para que no haya solución antes de las elecciones. Y para ello manejan de nuevo la bandera de las víctimas a quienes convierten en los únicos legitimados para establecer la postura antiterrorista por encima de la voluntad popular representada por el Gobierno y el Parlamento.
Hoy Israel comienza la liberación de mil palestinos para salvar a uno de sus soldados. Seguramente a las familias judías que perdieron familiares en el largo conflicto de Oriente Medio no les gusta. Y es comprensible. Pero es el gobierno judío quien, usando el cerebro, fija las prioridades. ¿Qué habría hecho Rajoy?
Rafa Castillo.

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