domingo, 23 de octubre de 2011

Reflexión. 8/12

8/12.- Situación de la UE.
Kohl supo ser agradecido con Felipe González
La marcha atrás que se inicia se hace patente también en la construcción europea. La progresión en integración que se dio de la CECA a la UE se trunca a mediados de los años 90 con la desaparición política del póker de ases que formaban Helmunt Kohl, François Mitterrand, Felipe González y Jacques Delors.
Si con ellos cada vez que se alcanzaba un objetivo ya estaba diseñado el siguiente, desde entonces nadie fue capaz de establecer un nuevo paso. Y cuando lo hubo, como el proyecto de Constitución Europea, no llegó a alcanzarse.
Euro-Banknoten es.jpg
Por otro lado se perdió el rigor con que la UE actuaba y que era causa de su fortaleza. Así, cuando correspondía entrar en el Euro, ningún país cumplía estrictamente las rígidas condiciones establecidas. Pero, en lugar de aplazar la decisión, se hizo un maquillaje económico y se decidió que todos cumplían las condiciones. Incluso a Grecia, que estaba muy distante, se le dio por buena su entrada al año siguiente. Tal vez desde entonces está latente la crisis griega.
Otro tanto pasó con la ampliación de la UE. Para la entrada de España y otros países, tuvimos que realizar importantes cambios económicos y la reconversión de nuestros sistemas productivos. Y pasamos por duras negociaciones en las que se establecían cuotas o topes temporales para la producción de determinados artículos.
Sin embargo la ampliación de 15 a 27 se hizo sin ningún rigor, casi duplicando de golpe el número de miembros, con países recién llegados al capitalismo después de años de economía planificada, social y económicamente desestructurados, y en una situación económica muy inferior a la media europea. Y se hizo esta entrada precipitada, no por ser interés de la unión, sino por las presiones de USA interesada en separarlos políticamente de Rusia; presiones secundadas desde dentro por los auténticos submarinos Blair, Berlusconi y Aznar.
Y así la mentalidad que existía de ir a Europa a participar en su construcción se tornó en un ir a Europa a ver que hay de lo mío. Los intereses nacionales se pusieron, en casi todos los países, no ya solo por encima de los comunes, sino frente a ellos. Europa pierde el concepto de causa común y se convierte en un club de intereses contrapuestos donde no se negocia el conjunto, sino cada interés por separado.

Así las cumbres europeas son substituidas de facto por reuniones bilaterales entre los líderes francés y alemán quienes, llegados a un acuerdo entre ellos, lo imponen sin disimulo a los demás en un “el que paga manda”. Esto hace crecer cada vez más el euroescepticismo entre los ciudadanos europeos.
Rafa Castillo.

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