sábado, 16 de junio de 2012

Salida digna.

No me gusta que Carlos Divar dimita la semana que viene. Sé que seguramente es la solución menos mala, pues de no llegar a este pacto tendría mayoría absoluta para permanecer, pero a estas alturas de la película, estoy de salidas dignas hasta los huevos. Y dicho así, porque para eufemismos ya están el individuo que nos gobierna y sus ministros.

Me importa un bledo si lo que hizo era legal o no. No quiero decir, que no quiera que lo investiguen, en su caso lo juzguen y en su caso lo condenen. Lo que quiero decir es que aunque fuese legal con todos los pronunciamientos favorables, no es moral, ético, decente, presentable o elegante. Y menos en esta situación.

Nadie duda que cazar elefantes en Botswana es legal. Y que El Rey lo hizo invitado o con el presupuesto que guste o no, mucho o poco, tiene a su libre disposición. Pero en estas circunstancias fue un error. La diferencia es que él supo leer la opinión pública y supo disculparse con humildad y sin paliativos, mientras este elemento, al principio, intentó justificarse con la soberbia que al parecer le caracterizaba.

Y no hay derecho que se le dé una salida digna. Porque él no es digno de ella. Debería de salir humillado pasando bajo las horcas caudinas de la opinión pública y de sus propios compañeros. Pero en determinados ámbitos sigue imperando el corporativismo más rancio.

Y eso nos obligará a ver la foto del lunes del primer y el cuarto hombre más importantes de España. El Rey y el Presidente del Poder Judicial, dos altos cargos que cometieron errores, serán la foto de portada de la prensa del martes. Espero que los titulares diferencien la salida digna y humilde de uno frente a la indigna y soberbia del otro.

Pero volviendo al principio. Es indigno un país, una sociedad, un estado, que ofrece una salida digna a un administrador desleal, mientras condena a millones de ciudadanos a la dignidad de la pobreza, de la mendicidad, del hurto y de la búsqueda de alimentos en los contenedores. Y encima, como Ana Botella, que los multen por eso.

No solo es indigno. Es de más asco que el propio contenedor.

Rafa Castillo. 

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