martes, 26 de junio de 2012

¿Las recetas de la abuela?

Es lo que ocurre cuando se gobierna desde una visión única y simple pensando solo en la economía. Cuando se toma un ministerio sin fijarse en su nombre o para que sirve y se sigue la única consigna de recortar gastos. Así la ministra de Sanidad, Ana Mato, ha dicho que retirará medicamentos de escaso valor terapéutico que pueden ser substituidos por alguna cosa natural.
No voy a ser yo, entre otras cosas porque no soy experto, quien niegue o abogue por la medicina alternativa. Sin duda habrá terapias, métodos y productos naturales que pueden ser saludables e incluso curativos. Pero no es eso lo que cuestiono. El tema está en la supervisión que el Estado, garante y responsable de la salud, tiene que hacer sobre todo lo que afecta a esta. Y hay entran temas como la acreditación, formación y titulación de los profesionales, los controles de fabricación, recogida y venta de los productos alternativos, etc.
Y eso, claro, si suponemos que Ana Mato se refiere a cuestiones como la naturopatía, la acupuntura, y los productos de los herbolarios. Porque, como no lo dejo claro, tal vez se refiera a volver a los druídas, chamanes y otros brujos de la tribu.
Yo que sé. Hay jarabes que tienen muy mal sabor y que hasta produce vómitos el tragarlos. Pero pensar en un preparado hecho por una vieja harapienta con un grano en la nariz y un mochuelo sobre el hombro y a base de rabos de lagartija, como que no, ¿eh? En todo caso, y aunque no me gusta mucho, una sopa de gallina.
Un paso adelante en esta línea puede ser que en vez de acudir al médico por un diagnóstico, conviertan a las monjas en modernas vestales y estudien nuestra salud en las entrañas de una paloma o en los posos del café. O al friqui aquel de la tele, Carlos Jesús Rataculín soplando/escupiendo sobre los pacientes.
En fin. Que lo malo de esta gente tan simple es que es muy repetitiva. Y acaban sonando siempre a lo mismo. ¿Qué quieres que te diga? A mí me recuerda a aquella pareja de la era Aznar cuando las vacas locas. El Arias Cañente atiborrándose de churrascos y la Celia Villalobos con sus calditos sin hueso.

Rafa Castillo.

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