miércoles, 11 de mayo de 2011

Hay una línea muy sutil.

Efectivamente, Aznar no defraudó. No iba, quien definió a ETA como Movimiento Vasco de Liberación Nacional, dejar de pontificar en un tema como el terrorismo en el que teóricamente existe un pacto firmado ante él.
Pero claro. Estos enanos políticos endiosados piensan, como el Rey Sol, que ellos son el Estado. Por eso, donde todos vimos un pacto según el cual el gobierno de turno marcaba las directrices antiterroristas, con contactos e información discreta a la oposición, y los demás dejaban de politizar el tema, este engreído y los suyos creen que es el PP quien tiene que fijar la política a seguir y los demás, gobierno incluido, obedecer.
Y no le importa poner en riesgo al país. Lo importante es que nadie logre lo que su ineficacia y su estupidez no lograron. El fin del terrorismo. Y las instituciones. Si el TC no es sensible a nuestras presiones, se le cuestiona que no pasa nada. Franco gobernó sin Tribunal Constitucional y murió de viejo.
Y nuestro bigote siempre a la espalda de Bush que aplaudió el ajusticiamiento de Sadam Hussein defiende al honrado, aunque extravagante,  Muamar El Gadafi.
Decía Aznar que hay una línea fina... y es verdad. La hay. La hay entre el pensamiento único y el fascismo. Entre el pensamiento simple y la estupidez. Entre el histrionismo y el ridículo. Entre las declaraciones tremebundas y la irresponsabilidad. Entre atacar al gobierno en determinados temas como el terrorismo y atacar al Estado. Entre determinadas opiniones y la traición al Estado.
Rafa Castillo.

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