El Códice de José María.

Al parecer, el Presidente del Gobierno, que no tiene tiempo para comparecer a dar explicaciones en el Congreso, pero sí para ir a Polonia y Ucrania a ver fútbol, vendrá a Santiago este fin de semana a presidir la entrega del Códice Calixtino a la Catedral de Santiago. Para las fotos siempre tiene tiempo.

Pero, aparte del tiempo perdido y el gasto que supone ese viaje, don Mariano debería poner atención en lo que hace, ya que, con su entrega, puede pasar a ser un colaborador necesario en la destrucción de tan importante patrimonio nacional. Y no me refiero a la eventualidad de que el electricista hubiese quemado el Códice.

El presunto ladrón no solo se agenció el tan famoso libro sino diversos objetos artísticos y de valor depositados en la catedral, muchos de los cuales habrá vendido hasta alcanzar, entre los beneficios de ese negocio y los repasos a los cepillos, la nada despreciable cantidad de 1.200.000€, 30.000$ y el dinero necesario para comprar al contado algún pisito. Todo ello a lo largo de varios años.

Esta situación nos habla de una injustificable negligencia in vigilando de la iglesia con respecto al patrimonio público que tiene encomendado, hasta el punto de que nadie detectó las desapariciones de objetos valiosos en los sucesivos robos y hurtos. Y por supuesto, una falta de control contable sobre el dinero que generosamente depositan sus fieles en los cepillos, que nunca alcanzarán el destino para el que lo dan, ni siquiera el destino para el que lo piden. (que no son el mismo)

Pero el colmo del asunto está en saber que el Códice se reconoció como auténtico, no por la certificación de expertos historiadores o peritos, sino por las anotaciones a bolígrafo que el Deán de la Catedral había hecho en la contraportada y varias páginas interiores.

Por eso no veo yo claro eso de devolverle “su” Códice al Deán. Imaginemos que puede ocurrir si un día tiene que darle un número de teléfono a alguien y no tiene otro papel a mano.

Nunca mejor dicho, Dios nos libre.

Rafa Castillo.