martes, 7 de junio de 2011

En la demagogia vale todo.

Parece ser que el partido popular nunca tuvo responsabilidades de gobierno, ni siquiera en un ayuntamiento, desde que su fundador, Manuel Fraga, era el patriarca de una tribu en la época de Moisés. Porque, al parecer, esta gente no conoce el funcionamiento de un sistema organizado de gobierno y de sociedad.
¿Qué papeles de valor puede destruir un gobernante? Pues si exceptuamos la agenda de teléfonos y citas con sus amantes, porque no la puede llevar a casa, no se me ocurre ningún otro.
Seamos serios, y no lo digo por mi chiste anterior, sino por el PP. Se destruirán anotaciones personales, reflexiones, confidencias, apuntes de opiniones sobre terceros, ideas a medio diseñar, proyectos que ya no se llevarán a cabo, cartas de votantes, peticiones no atendidas...
Pero, ¿puede desaparecer una factura, un contrato, o cualquier otro documento oficial? A ver, analicémoslo como si fuésemos parvulitos a ver si así nos entienden. Si yo, gobernante, destruyo una factura que ya pagué, el resultado es que he hecho un pago que ahora no puedo justificar. Sería inteligente, ¿verdad? Si destruyo una factura que aún no pagué... seguro que al acreedor no le importa y no va a exigir su pago.
Lo mismo ocurre con un contrato. Sea de compraventa, de ejecución de obras o servicios o de personal. Bueno, eso si... como se me ocurrió poner el porcentaje de soborno o comisión en el contrato, ahora lo hago desaparecer...
Porque claro, Sra. Cospedal. Todos los pagos, todos los contratos, todos los documentos no están registrados, intervenidos por el correspondiente funcionario, certificados y anotados en libros. ¿O es que para Vd. los funcionarios no son de fiar?
Por cierto. Hoy, en todo caso, más que destruir papeles, en todo caso, se formatearían discos.
Rafa Castillo.

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