miércoles, 15 de junio de 2011

Más sobre retribuciones de ediles.

Ya metidos en el costal, podíamos combatir dialécticamente otros conceptos que, aunque casi universales, carecen de fundamento legal, político y lógico. Uno de ellos es la retribución del alcalde.
Efectivamente está muy extendida la idea de que el alcalde debe de cobrar un euro más que el secretario. Pero nada hay que diga que tenga que ser así. Puede ser igual, o más o menos. “De según como se mire todo depende”.
Esta idea parte de la transposición equivocada de la norma imperante en el Reino Unido. Lo que allí ocurre es que el líder de la oposición gana no sé si una libra o un penique más que el primer ministro. Y no sé si es por día, por mes o por año, y tampoco viene al caso.
Pero el secretario no es el líder de la oposición, ni tiene en común con el alcalde más que el líder de la oposición. Uno es un funcionario y otro un cargo político. Al primero se le exige una preparación técnica que no necesita el segundo, que puede ser un ciudadano que ni sepa leer o escribir. Lo que, por supuesto, no desmerece nada ya que su responsabilidad, a la hora de decidir puede ser mayor que la del funcionario. Simplemente se trata de valorar las diferencias en uno u otro sentido para impedir confusiones.
Pues bien. El sueldo de un secretario depende de su situación personal. En ayuntamientos como en el que yo ejerzo puede ser del subgrupo A-1 o A-2, según sea o no licenciado. Y según el caso el nivel de complemento de destino puede ser del 16 al 30. un caso extremo supone mas de 760€ al mes, 9.200€ al año.
Y si hablamos del complemento específico las diferencias pueden ser mayores, y según que conceptos se apliquen. No cabe duda que al secretario se le exige más preparación, por ejemplo que al alcalde, pero tampoco la cabe de que este tiene mayor responsabilidad, y a veces dedicación permanente. Pongamos solo como ejemplo que en una oleada de incendios forestales la ley exige la presencia (¿continuada?) del alcalde mientras duren.
Por otra parte hay que tener en cuenta el lucro cesante, es decir, lo que deja de ganar en su vida profesional o laboral. Claro que también podemos optar por la solución barata. Elegir alcalde al que es rico por la familia o al que no vale para otra cosa. Ahí, con el salario mínimo arreglamos.
En resumen, y teniendo en cuenta que cada ayuntamiento es un mundo, un alcalde, incluso de uno pequeño, con 3.000€ al mes, no me parece una exageración. Si hablamos de municipios mayores... que cada uno eche cuentas.
Rafa Castillo.

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