domingo, 12 de junio de 2011

Reflexión.

Se va a cumplir un mes desde el inicio del movimiento del 15-M. Las acampadas de referencia como la de Sol se van a retirar. En Monforte funcionó muy bien el primer acto en la plaza de España, pero el siguiente y los dos del parque de los Condes reunieron muy poca gente. Se lograron firmas, eso sí, pero gracias a la acción de compañeros que fueron por las calles. La pregunta es que hacer ahora.
De momento, en el conjunto de España, e incluso más allá de sus fronteras, hemos conseguido que la gente se fije en nosotros. Ya saben que estamos indignados. Y muchos se dieron cuenta de que lo estaban sin saberlo. Existe este movimiento (que malos recuerdos trae la palabra) se ha hecho visible, presente en la sociedad. ¿Pero estamos seguros de cuales son los objetivos?
Existe un manifiesto inicial de Sol que todos leemos semanalmente en público (con o sin público) con la misma rutina con la que el cura lee un fragmento del evangelio durante la misa. Y a ese manifiesto, con cuyo contenido total no hay que estar absolutamente de acuerdo, (yo no lo estoy) hemos ido añadiendo cada uno diversas indignaciones o reivindicaciones, desde las más globales a una mejora del alcantarillado en un barrio, desde las más sensatas hasta que eliminen el agujero de los donuts.
Tenemos que plantearnos cuales son las reivindicaciones importantes del movimiento, y separarlas de lo demás. E incluso si nuestras propuestas funcionan y como.
Pedimos, por ejemplo, Democracia Real ya. Pero, ¿cómo la definimos? ¿Nos referimos con esa expresión todos a lo mismo? Y, lo que es más importante, ¿funciona dentro del movimiento?
Porque claro. Podemos limitarnos a asumir todas las reivindicaciones que todos hagamos y tendremos un conjunto de dos o tres millones de reivindicaciones todas ellas seguramente justas e importantes para quien las propuso, pero en la que el cambio climático global puede encontrarse entre la queja por una farola mal colocada en la Gironde de Francia o un contenedor de latas en Benicarló que los operarios dejaron sin vaciar.
Luego en la definición de democracia real hay quien entiende por una multiplicación de referéndums, por que gobiernen los elegidos y no los poderosos, por una democracia participativa a través de internet, o por un cambio en la dichosa ley D’Hont, que por cierto no se puede cambiar, porque es una formulación matemática de obtención de proporcionalidad que, como todas, funciona bien en grandes números, pero falla con circunscripciones pequeñas, por lo que el problema no está en la Ley, sino en las circunscripciones, pero este es un debate más complejo.
Pero volvamos a nosotros mismos. Madrid no es la Roma Imperial ni el París Revolucionario. Elaboraron un manifiesto que puede ser un buen punto de partida, pero no el definitivo. Pero en este mes no hemos hecho un ensayo de democracia real estableciendo una línea de debate para que ese primer manifiesto se enriqueciese con las aportaciones de todos, y se aprobase con el voto de la mayoría.
En definitiva. Tenemos que elegir si nos conformamos con ser una protesta importante, o decidimos ser, y ofrecer a la sociedad, una alternativa real.
Rafa Castillo.

3 comentarios:

  1. Buenas tardes, Rafa Castillo (¡Que te sigo regularmente!!!)
    Me parece, como siempre, irreprochable tus puntos de vista. En concreto con el asunto este, Democracia Real Ya, que empieza a tomar proporciones fuera de lo común, tengo mis dudas si al fin, una vez se limen posturas, se definan criterios, se estructure AÚN más, no derivará irremisiblemente toda la movida en un partido más. ¿Será así?
    Y si ello ocurriese, cómo hincaremos el diente en tan complejo boccata?
    Agradeceré tu opinión al respecto.
    Un abrazo

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  2. Gracias, mi fiel seguidora.
    Aunque es un tema que sigo reflexionando y sobre el que hoy o mañana volveré a escribir, tú mereces un comentario así, a vuelapluma.
    Un partido no es bueno o malo en sí. Depende. Lo que está bien, en principio, como causa de movilización, pero que al final no conduce a nada, es una recolección de ideas e indignaciones.
    Para las pequeñas, las locales están las administraciones (del Estado al municipio) y si no las solucionan, los tribunales.
    El movimiento tiene que perfilar las grandes líneas, los objetivos básicos y comunes y no dispersarse matando moscas a cañonazos.
    Y tiene que empezar por aplicar lo que exige: democracia real ¿existe la irreal?
    Y para una y otra cosa, tiene que establecer cauces "regulados" de participación, o acabaremos como el ejército de Pancho Villa.
    Si de ahí surge un partido, pues bien. Alguien tendrá que representar a la ciudadanía. El régimen asambleario empieza a fallar a partir de unas docenas de miembros. Así que imaginemos en 45 millones de españoles o 7.000 millones de habitantes del planeta.
    ¿Que sería para mí lo ideal?
    Que el movimiento se concretase y que algún partido progresista existente tomase contacto con la realidad y asumiese las reivindicaciones.
    Puede ser este el horizonte que la izquierda del siglo XXI no encontraba... O, incluso, la evolución a nuestro tiempo del marxismo del XIX.
    Rafa Castillo.

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  3. Muchas gracias, Rafa: Leo con interés tu esclarecedora opinión y sí, me ilustra cumplidamente. A algo así quería referirme, a lo de 'matar moscas a cañonazos', verbigratia, o a esas situaciones francamente grotescas de estos dos últimos días en el Parlamento catalán. Ahora ya no sé si soy de ellos, de aquéllos, de éstos, o simplemente de nadie. Pues ni con dios!!! me aclaro.
    Sigue con tus exposiciones. Se agradecen, en verdad.
    Un abrazo

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