lunes, 16 de abril de 2012

¿Les dejaremos?

Hace unos meses, un Felipe González indignado decía: “no dejen que toquen la sanidad y la educación. Y al que la toque... ¡échenlo por la ventana!”. Pues bien. Es ya hora de ir abriendo la ventana para que, al menos, al salir no nos rompan los cristales.
¿Recuerda alguien como empezó esta crisis? Se originó con la caída del banco americano Lehman Brothers y el arrastre que produjo sobre los demás. El caldo de cultivo para aquella situación era la mala situación de la banca que había concedido excesivos créditos mal garantizados y la burbuja inmobiliaria de la que, junto a los constructores, ellos tenían gran parte de la culpa.
Dicen los banqueros que a nadie le obligaron a pedir créditos, y tienen razón. Y es posible que muchos hayamos pedido un crédito sin tener en cuenta las consecuencias si nuestra situación cambiaba o si perdíamos el trabajo.
Pero lo que también es cierto es que nosotros no atracamos a los bancos, ni les pedimos los préstamos pistola en mano. Y que si alguno se metió en inversiones de riesgo fue por desconocimiento y mal asesoramiento de los expertos bancarios vendedores de humo. Naturalmente no habrá forma de probarlo, pero seguro que hubo muchos casos asimilables a estafas en busca de unos suculentos beneficios y comisiones para el bancario.
Y cuando todo empezó pensamos que habíamos encontrado un fallo en el capitalismo ultraliberal y era el momento de reformarlo. Nicolás Sarkozy a la cabeza. Pero su pareja de baile, Ángela Merkel, pronto lo hizo cambiar de idea e imponer entre ambos una demencial política económica que se puede resumir en reducir el déficit para poder pagar a los bancos. Política que nuestro inefable Mariano Rajoy sigue y defiende con entusiasmo.
Y para salvar a esos sujetos jurídicos que son los bancos e instituciones de crédito, personas jurídicas, pero sin corazón, no importa cuantas personas físicas, con corazón, mente y alma queden en la cuneta.
Y para salvar el sistema económico que siempre les beneficia, tendremos que sacrificar nuestro sistema de bienestar, nuestro estado social, nuestros derechos como seres humanos, y a la postre, nuestra democracia.
¿Les dejaremos?

Rafa Castillo.

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