domingo, 22 de abril de 2012

Golpe de Estado en España.


Tras el Golpe de Mercado padecido en Europa donde la famosa mano invisible pone ya y destituye gobernantes e impone la política económica de la Unión, estamos en España sufriendo un auténtico golpe de estado.
Un golpe de estado tiene por objeto desplazar del poder a las personas que lo ocupan para colocar otras del interés de los golpistas al margen de los procedimientos legales establecidos para la sucesión.
Decíamos en un reciente artículo que ya no existían tres poderes sino uno, el del pueblo que se manifestaba en las tres funciones, aunque se les sigue llamando por inercia poderes.
Pero en las sociedades modernas las relaciones de poder han evolucionado hasta el punto de multiplicarse en número los poderes. Así hoy se reconoce el poder de internet o el de la prensa, conocido ya hace tiempo como el cuarto poder.
La prensa es un poder en dos líneas de diferente legitimidad. Por un lado son elementos de presión que tratan de orientar la actuación de los gobernantes en el sentido que desean los grupos a que representan. Este ejercicio de poder podría considerarse ilegítimo, pero, existiendo libertad de prensa, se autolimita por la concurrencia de diferentes medios con intereses contrapuestos.
Pero el más importante para la sociedad es el ejercicio de la información, elemento clave y fundamental para que los ciudadanos ejerzan su poder con conocimiento a la hora de designar a sus representantes democráticos. Este ejercicio libre y consciente sería imposible sin la existencia de una prensa libre e independiente o al menos libre, plural y contrapuesta.
Desde siempre el poder político quiso disponer, con mayor o menor intensidad, de los medios públicos para manejarlos a su antojo. No todo el mundo lo hizo o hace con la misma intensidad y descaro, y hay que señalar que, casos como Telemadrid, la TV-7 valenciana, la Telegaita de Fraga o la TVE de Aznar, llegaron a la obscenidad.
Pues bien. Hubo un gobernante que renunció a tal potestad y abuso. El Presidente Zapatero, a quien seguramente tendremos que reprochar muchas cosas, pero reconocerle muchas más, estableció un nuevo Estatuto para TVE renunciando a la elección por mayoría del Parlamento a su director general y estableciendo una mayoría cualificada que exigía el consenso parlamentario y por tanto la independencia de la institución.
 Pero hete aquí que Rajoy, quien durante trienios enteros impidió la renovación de órganos tan importantes como el Tribunal Constitucional, tiene ahora prisa por nombrar al director de TVE hasta el punto de que, pese a haber acordado con Rubalcaba un plazo hasta junio para el consenso en la renovación de cargos, cambia ahora las reglas de juego y establece como necesaria únicamente la mayoría absoluta de la que dispone. Le bastará proponeralguien inasumible, pongamos un Pedro José o un Jiménez Lozanitos, y al no obtener el consenso culpar al PSOE y nombrar a quien quiera.
 Por eso, este unilateral cambio de las reglas de juego consensuadas y aceptadas cuando eran minoría, son un auténtico atentado al cuarto poder, y como tal una forma de Golpe de Estado.
Rogamos permanezcan atentos a sus pantallas.

Rafa Castillo.

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