sábado, 5 de marzo de 2011

Tolerancia.

No es de extrañar que Mariano Rajoy no desvele su programa. Él hará en España lo que su aventajado delfín ya hace en Galicia. Nada. Un Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même; «Dejad hacer, dejad pasar, el mundo va solo» aplicado no ya solo a la economía como lo hacían los franceses, sino a todos los campos de la actividad política.
Así hizo en el tema de la alumna de Arteixo a la que el consejo escolar prohíbe el uso en el centro del hiyab. Antes de entrar en el tema, seamos serios. O se debe de permitir o se debe prohibir, pero debe de hacerlo la Consellería de Educación, no cada centro según quiera o no. Y sino, ya que el PP quiere reducir el número de las consejerías de las Comunidades Autónomas, que empiecen por suprimir esta que parece no servir para nada.
Empezando por lo fundamental, esto es, por el derecho a la educación del menor. Y ese derecho no puede estar al albur de lo que cada centro decida. Si de algún modo hay que regularlo debe de hacerlo la autoridad educativa. Porque el derecho a la educación está biunvócamente unido al deber de administración y profesores de facilitarla.
Vayamos ahora al fondo. ¿Cuál debe ser el límite de lo permitido? La lógica nos dice que el alumno tiene que poder ser identificado visualmente y el profesor debe poder saber por la expresión de su rostro el grado de atención o comprensión del alumno. Por tanto elementos como el burka agfano no deben de permitirse en la escuela. Otro tanto puede decirse del chador iraní, como prenda uniforme en el color y que sí puede ser un elemento de expresión de sumisión. Y eso que aquí también hay partidarios del uniforme escolar. Finalmente es cierto que en actividades como la gimnástica o deportiva, no se pueden usar. Y ahí estará también el baremo que nos permitirá medir su significado.
Pero el hiyab tiene un valor distinto teniendo más matices que el simplemente religioso. Así tiene un elemento de reivindicación ante una sociedad hostil para los musulmanes que viven e Europa. Por otra parte puede variar de color, por lo que ya no es uniformador, sino estético. En todo caso un tema difícil de regular, pero que tendrá que hacerlo quien tiene la competencia y puede tener los análisis e información necesaria, no dejarlo en manos del consejo escolar.
Y es que, aunque fuese un símbolo religioso, no es motivo para prohibirlo. Una cosa es que el centro no deba tenerlos para respetar a todos, (por cierto, ¿qué pasa con curas y monjas que dan clases en centros sostenidos con fondos públicos?) Y otra que cada alumno, como persona, no pueda llevar símbolos religiosos. Y en esto se equipara el hiyab con un crucifijo o una medalla de la virgen.
Y el colmo es ya oír al número dos de la Consellería de Educación de Galicia diciendo que parece que el Corán no impone el uso del velo. No sé si es cierto o no, pero lo que sí puedo afirmar, porque los he leído completos, es que los Evangelios no imponen el uso de medallas o cruces. Pero si se prohibiese el uso individual de cruces o medallas en los centros escolares, se hablaría de atentado contra la libertad religiosa.
Rafa Castillo.

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