sábado, 19 de marzo de 2011

No oigo ni un “no a la guerra”

El gobierno ha decidido que España participe activamente en el conflicto de Libia y previsiblemente lo aprobará el Congreso el martes, y sin embargo no han surgido manifestaciones espontáneas como cuando fue la guerra de Irak.
Recuerdo que aquel día iba a Sevilla, pero haciendo noche en Madrid. Entraba por la Castellana pero ya no pude llegar a la zona de Sol donde habitualmente me hospedaba cuando iba a la capital. Puse la radio y supe que había una manifestación espontánea, y que por tanto ya no podría pasar. Busqué donde aparcar y como es natural ya me sumé a la “mani” en Colón antes de pasar por el hotel. Había jóvenes, mayores, padres con hijos y casi me sentía rejuvenecido recordando los años 70. Gentes de toda edad, clase o condición estaban juntas en una protesta espontánea.
También recuerdo que lo que nunca me pasó con Franco o en la transición con los grises, me pasó ese día con la policía de Aznar y Acebes bien dirigida por el Delegado del Gobierno en Madrid de entonces, el ex-falangista Ansuategui. Una bala de goma me alcanzó en el talón de Aquiles.
Pero ahora la historia es diferente. Ahora no hay manifestaciones ni protestas porque la actuación es justificada. No es ilegal como la de Irak, tiene el refrendo del Consejo de Seguridad de la ONU y se desarrollará en los límites marcados por él.
Los propios países de la zona, la Liga Árabe, apoyan la acción. Tiene amplio respaldo y comprensión social y el apoyo de la mayoría de los partidos políticos.
Finalmente no se basa en una mentira ni en falsos pretextos. Cuando el trío de las Azores decidió invadir Irak, decían que era porque Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva. Incluso tiempo después el payaso de Bush hacía en un vídeo como que las buscaba en su despacho. Pero nunca aparecieron porque no las había como bien había certificado el delegado de la ONU, el egipcio ElBaradei. O tal vez sí las había, pero en otro lugar. “El odio es un arma de destrucción masiva” como decía José Luis Rodríguez Zapatero.
Ahora es diferente, se trata de evitar la masacre de ciudadanos cuyo único delito es manifestarse por la libertad. Sólo cabe un reproche. Haber tardado tanto.
Rafa Castillo.

2 comentarios:

  1. Seguramente no sean ni tan evidentes ni tan llamativos los 'NO A LA GUERRA' en esta ocasión.
    La circunstancia es también diferente comparando Libia con Irak.
    Pero el espíritu de rechazo a cualquier tipo de guerra SÍ perdura...
    Abordo el tema hoy mismo, sin ir más lejos, en mi blog [SÉPTIMA SENSIBLE]
    Claro que, con contundencia, NO A GUERRAS NI A TIRANOS GUERREROS. ¡Tantos como andan sueltos por ese anchuroso mundo!
    Saludos

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  2. Leí tu blog (por cierto, mucho y bien escribes y muchos blog sigues) y estoy de acuerdo contigo. La guerra es siempre la guerra y no hay ninguna guerra buena ya que siempre produce daños directos, muertos, heridos, destrucción, aumento del odio y además los colaterales.
    Pero, siendo cierto que no podemos hablar de guerras buenas y mala, no ocurre lo mismo con guerras justas e injustas. Una guerra puede ser injusta por ambas partes cuando ambos persiguen objetivos ilícitos o puede ser injusta por una y justa por otra cuando es atacada y se defiende o cuando es atacado un tercero y se sale en su defensa. Y es justo que un pueblo se levante contra un tirano. Lo que no hay es una guerra justa por ambas partes. Y lo que tampoco hay es guerras civilizadas.
    Escribía Vegacio en el siglo IV Si vis pacem, para bellum (si quieres la paz prepárate para la guerra) aunque yo prefiero decir si quieres la paz, trabaja para la paz. En efecto, no soy violento, belicoso, beligerante ni partidario de ningún tipo de violencia o guerra. Pero, ¿qué hacemos si alguien nos ataca o vemos que atacan a alguien? ¿Debemos mirar para otro lado o intervenir?
    Si todos miramos siempre para otro lado, ¿no estamos consintiendo una guerra que como dijimos es mala, injusta e incivilizada? ¿No nos puede acabar pasando, como decía Bertold Brecht, “primero vinieron a por los judíos...”?
    Por tanto, la pregunta del millón es si esta guerra es justa o injusta. Y la respuesta correcta, como a casi todas las preguntas, es la de Jarabe De Palo, “de según como se mire todo depende”.
    Si miras el hecho aislado, incluso la serie de circunstancias del momento presente, la respuesta es sí. Un tirano que masacra a su pueblo causa indignación en los ciudadanos de todo el mundo. Por otra parte el mundo árabe está en una convulsión, en una caída de su muro de Berlín particular y Libia puede ser el punto de inflexión. Después de las dimisiones forzadas en Túnez y Egipto, si ahora Gadafí vence, los demás tiranos (Yemen, Bahrein...) ya sabrán lo que hacer. En vez de irse, represión total. Esto convierte, así aisladamente, la intervención en justa. Además no hay la motivación oculta del petróleo. ¡Ya se lo comprábamos a él!
    Pero si analizamos la historia desde la segunda guerra mundial vemos muchos tiranos que se mantuvieron, y se siguen manteniendo. ¿Por qué contra este sí y contra otros no? Hemos consentido matanzas en África, de los judíos sobre los palestinos, el mismo Sadam Husein con los kurdos (se intervino a posteriori) y convivimos con normalidad con la “democracia” China de Tiananmen. Por cierto, a Irak se le atacó con el falso pretexto de no cumplir una resolución de la ONU. ¿Cuántas cumplió Israel?
    La cuestión es clara. Lo que se viene en llamar la comunidad internacional suele actuar cuando hay razones morales pero solo cuando el interés propio va en la misma dirección. Y desde este planteamiento la actuación es totalmente injusta.
    Entonces, ¿con qué nos quedamos?
    No es fácil tener una respuesta clara. Al menos para mí. A veces cambio el planteamiento en función de la evolución de las noticias o mi propio estado de ánimo. Unas veces me parece malo y otras menos malo.
    Hay en todo caso varios elementos positivos marcados para mí por la presencia de Obama. El fin del unilateralismo cambiado por el multeralismo que al menos da más garantía de justicia de la actuación, el que en este caso el ataque no es motivado por el petróleo, que es un pequeño avance en el buen camino y que por una vez, aunque con algo de retraso, no es una operación de castigo por lo hecho, si no que pretende que no se siga haciendo.
    Pero ya te digo... no tengo nada claro.
    Rafa Castillo.

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