domingo, 10 de julio de 2011

Luis de Gongora también está indignado!

Amarrado al duro Banco
por la maldita hipoteca
ambas manos trabajando,
contemplando la tarjeta
un esclavo de esta Europa
en el paro con solera
se quejaba al ronco son
de la deuda y la condena:

"¡Oh sagrado hogar de Europa
famosa tierra serena,
teatro donde se han hecho
cien mil durísimas guerras!,
pues eres tú el mismo hogar
que al igual que yo deseas
la libertad de mi patria,
la justicia y la igualdad,
tráeme nuevas de mi gente
y dime si han sido ciertas
las lágrimas y suspiros
que se escapan de sus venas,
porque si es verdad que sufre
el cautiverio en su tierra,
bien puedes, sagrado hogar
aliviar ya sus condenas.
Dadme ya, sagradas gentes,
a mis anhelos respuesta,
que bien puedes, si es verdad
que te embarcas en la guerra
contra ese gran capital
que atenaza nuestra tierra
y el dominio de usureros
que queman nuestra riqueza.
Pero, pues no me respondes,
sin duda alguna que es muerta,
la esperanza en la salida,
de esta crisis que acrecienta
el sufrimiento del hombre
y la muerte del planeta,
aunque no lo debe ser,
pues que lucho yo por ella.”

En esto se descubrieron,
entre unas gentes sinceras
dispuestas a pelear
de una manera serena,
nuevos guías para lograr
levantar esta condena
del tirano del mercado
y sus hermanos de teta
acaudalados y ricos,
poderosos y estrategas,
mil gentes sin corazón
sobre siervos de la gleba.
Y esos líderes de nuevo,
encabezan la pelea
del hombre contra el tirano,
humilde versus grandeza,
esclavos contra sus amos,
plebeyos contra nobleza.
Pero si no nos unimos
con ellos y su destreza,
se alejará la esperanza
de ver ganada la guerra;
y volverá ojos tristes
al ver como esta lucha
la oportunidad tenida
se la quitan con astucia
y viendo más exaltada
en su gente nueva furia,
vertiendo lágrimas, dice,
tan amargas como muchas:

“¿De quién me quejo con tan grande extremo,
si ayudo yo a mi daño con mi remo?”

Ya no esperen ver mis ojos,
pues ahora no lo vieron,
sin el crédito e hipoteca,
sin tarjeta ni usurero,
que en esta desgracia mía
la vida me ha descubierto
que cuantos fueron mis luchas
tantos serán mis tormentos.

“¿De quién me quejo con tan grande extremo,
si ayudo yo a mi daño con mi remo?”

Culpa será solo nuestra
si con ojo cicatero
miramos nuestro designio
en lugar de aunar esfuerzos.
Unámonos en la lucha
por dios que sino yo muero
como en la Internacional
proletarios por el pueblo

“¿De quién me quejo con tan grande extremo,
si ayudo yo a mi daño con mi remo?”

Y si no diga la historia
que no fue y pudo ser
que las pequeñas peleas
y la humana estupidez
diéronle alas de nuevo,
para vencer, al PODER
y quien pueda liberarnos
antes tendrá que nacer.

“¿De quién me quejo con tan grande extremo,
si ayudo yo a mi daño con mi remo?”
Rafa Castillo.

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