sábado, 2 de abril de 2011

Será difícil elegir.

En el año 2000 los socialistas tuvimos un congreso para elegir al secretario general después del fiasco de Joaquín Almunia. Había entonces 4 candidatos y la elección era para mí difícil. Rosa Díaz no me gustaba. Bono me parecía demasiado populista y excesivamente cristiano. Matilde Fernández era la que prefería por su posicionamiento ideológico, pero por eso mismo no le veía posibilidad de ganar las elecciones generales. Zapatero era un auténtico desconocido y además tenía detrás a Pepe Blanco (lo digo porque él lo sabe) que por aquel entonces no era santo de mi devoción.
No fui de delegado a aquel congreso, pero de haber ido me sería difícil elegir y posiblemente hubiese optado por la abstención resignada. Esa era la situación en aquel entonces. Muy diferente de la actual. Si hoy me abstuviese sería por no ser capaz de elegir entre posibles candidatos que me gustan.
Empezando por el mismo Bono que lleva ya un tiempo siendo ejemplo de lealtad al partido y de militancia en tiempos difíciles.
Carme Chacón, la más desconocida para mí, pero cuya actuación en los ministerios de vivienda y defensa valoro muy positivamente.
Alfredo Rubalcaba que es el mejor posicionado y más si en el tiempo que queda se produce el fin de la violencia terrorista. Eso lo ven los propios populares por eso ellos y los ideólogos del PP en los medios de comunicación amarillos le han declarado una guerra despiadada sin importarles el riesgo de dar un balón de oxígeno a ETA. Es además de ministro eficaz un buen parlamentario, habil negociador y sin contrincante en el PP en un debate político o en un mitin.
Blanco. Que decir de Pepe? Como señalé antes, no era santo de mi devoción. Pero posiblemente se tuviera que elegir, hoy sería mi candidato. Las cualidades que aprecié en estos años superan muy ampliamente mis más optimistas previsiones. Su gestión y eficacia, tanto en el partido como en el gobierno debieron sorprender hasta a sus más fieles partidarios. Nunca creí que pudiera ser ministro pero ahora, pese a que quizás pierda el poder, lo apoyaría sin dudarlo para presidente.
No entran en las quinielas, pero hay dos más que me gustaría que fueran candidatos, pese a que en ambos casos será imposible.
Felipe González. Si bien en circunstancias normales su tiempo político estaría terminado, su imagen de hombre de estado, no sólo ganaría a un candidato gris como Rajoy, si no que lo barrería con una amplia mayoría absoluta. Tendría además la ventaja añadida de su prestigio en Europa que le permitiría impulsar en cambio en las políticas mediocres de los actuales líderes europeos.
José Luis Rodríguez Zapatero. Si se soluciona lo de ETA y la economía entrara en una clara recuperación volvería a brillar el recuerdo de las muchas políticas positivas que impulsó durante su mandato. De la igualdad de las mujeres a los derechos de los homosexuales. De la subida del salario mínimo y las pensiones a la ley de dependencia. De salir de la guerra ilegítima de Irak manteniendo la presencia comprometida española en las misiones encomendadas por la ONU a su propuesta de la alianza de civilizaciones. De abandonar el servilismo ante las potencias y la chulería ante los débiles de Aznar, a la firmeza sin aspavientos con Venezuela o Maruecos e incluso ante el príncipe británico en el tema de Gibraltar. De su capacidad para pactar apoyos en el parlamento a su generosidad con los compañeros del partido que rivalizaron con él en aquel congreso.
Rafa Castillo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario