En 1983 se estrenó la película de cine “el día después” que relata las consecuencias de una hipotética 3ª guerra mundial con mísiles atómicos en Kansas City. Recuerdo la escena entre dos militares que vigilaban un silo de mísiles después de su lanzamiento. Uno de ellos abandona la base, y cuando su compañero le pregunta como es que va a desertar en plena guerra, él responde: “la guerra ya terminó”.
Hace 3 o 4 años, el debate era correcto. Pero nadie en Europa planteó en serio la opción de transfundir o de injertar. Naturalmente la sangre o los brotes habría que obtenerlos, vía impuestos, de los elementos más sanos y fuertes de la sociedad. Las grandes rentas, los grandes capitales. Pero no les tocamos y colocamos agujas para el sangrado y tijeras para la poda. La consecuencia era de esperar. Los ricos más ricos, los poderosos más poderosos y los demás, más jodidos.
Y hoy, los viejos rockeros, quienes en Europa nos sentimos de izquierdas, miramos con envidia a USA, quien lo iba a decir, donde quien acabará siendo el último referente de la izquierda, Barack Obama, sin recortar derechos, extendiendo la seguridad social y aumentando impuestos a los más favorecidos, ve como Wall Street recupera el nivel bursátil y su economía, aún con problemas, crece al 3%.
Por eso, no nos engañemos, en Europa ya no hay crisis. Falta que nos demos cuenta, pero Europa ya ha quebrado. Se ha metido en la espiral del desagüe y rema con empeño al centro del sumidero. Y ahora ya no hay que hacer. No queda donde imponer impuestos, salvo que se decida una revolución, pacífica pero total, y las medidas de recorte solo provocarán más deuda y menos PIB.
Por eso hay que empezar a pensar en el día después. Porque o construimos entre todos un campamento de supervivencia donde todos juntos recibir la ayuda humanitaria (económica) de los demás países, o cada uno se mete en su refugio nuclear con su familia y lo defiende a tiros del asalto de sus vecinos, mientras cada cual intenta robar a los demás.
Así originó Europa la 2ª guerra mundial después de la crisis del 29. ¿Seremos capaces de evitar la 3ª?
Rafa Castillo.
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