domingo, 29 de noviembre de 2020

Justicia fiscal.

 

Está abierto el debate sobre la armonización fiscal. Y es un tema que se presta a la demagogia, sobre todo cuando la derecha (de este país y del mundo) se lanzan a la loca carrera de bajar impuestos con la falacia de que nuestro dinero esté en nuestros bolsillos, en lugar de en poder de hacienda. Y es que cuando dicen “nuestros bolsillos” se refieren literalmente a eso. A los suyos.

Lo primero que debemos decidir es si queremos un estado social, estado del bienestar en el que los servicios básicos, sanidad, educación, pensiones. Dependencia… sean gratuitos, universales e iguales para todos, o un estado liberal del sálvese quien pueda y el que tenga dinero podrá pagarse esos servicios y quien no dependerá de la caridad de los demás o de la del Estado.

Si lo que queremos es lo primero, es obvio que no lo paga la providencia, ni los políticos de su bolsillo. Lo pagamos nosotros vía impuestos y tasas. Por eso no podemos demonizar los impuestos, sino analizar si son o no justos. Si están o no bien repartidos. Analicemos alguno de ellos.

Impuesto sobre al patrimonio. Comunidades como la de Madrid lo han hecho desaparecer de facto. Y eso como veremos solo beneficia a los que más tienen. Es obvio que tiene que haber un mínimo exento. Una vivienda digna, unos ciertos ahorros… pero quien tiene mucho patrimonio debe contribuir por él pagando en función de lo que tiene. Por eso, cuando se suprime este impuesto, no debemos alegarnos. Al común de los mortales no nos beneficia, solo a unos pocos.

Lo mismo pasa con el impuesto de sucesiones. Suelen decir que es una doble imposición que nos hace pagar por lo que nuestros padres ya pagaron. Y tampoco es eso. Hay que establecer también un mínimo exento, amplio, pero contribuir por el resto. Pongamos medio millón de euros. Quién espera heredar más que eso de cada progenitor? Pero de lo que pase de eso, contribuir proporcionalmente.

Sobre esto dicen también otra media verdad. Si yo ahorro y otro lo despilfarra es lógico que mis hijos lo hereden. Pues sí, claro. Pero eso pasa entre niveles de renta semejantes. Pero este impuesto también ayuda a corregir las diferencias de nacimiento. Podríamos ver también por qué existen tantos niveles de riqueza. Algunas serán por el trabajo y el ahorro. Otras vienen de antiguo, de ser nobles o plebeyos, de la usura, del dominio, de las guerras. Si todos nacemos desnudos, que menos que quienes que más tengan cedan un poco a los otros?

Cuando nos bajan el IRPF hay que tener en cuenta que a los salarios más bajos, que ya no pagaban, no les bajan nada. Al tramo siguiente le bajan un 1% (10€ por cada 1.000) al siguiente 2% y a los más altos 3 o 4%. Es decir, al que gana 200.000€ le rebajan 8.000€. y por los 8.010€ que se ahorraron “entre los dos” tenemos peores servicios públicos (adivina cual de los dos puede ir al privado) y suben tasas, copagos, que todos pagamos por igual. Muy justo!

Seguir votando por la bandera.

Rafa Castillo.

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