viernes, 17 de febrero de 2012

Spain is different.

Decía Mariano Rajoy en la campaña electoral que nos iba a hacer felices. Y la verdad es que ya ha empezado. Eso también nos diferencia del resto de Europa.
Todos recordamos a aquella ministra italiana de trabajo llorando mientras anunciaba duros recortes para sus conciudadanos. Sabía que las reformas iban a costar sangre sudor y lágrimas como Churchill dijera gráficamente en la segunda guerra mundial, y ella puso las primeras lágrimas.
Pero los nuestros no. Los nuestros son distintos, spain is different, como decía la frase acuñada por Fraga como ministro de propaganda del régimen de Franco.
Por eso, nuestro presidente bromea con el precio de la huelga mientras los empresarios tienen sueños orgásmicos pensando en su desaparición. El ministro carcajada del gobierno, Montoro, no para de reír cada vez que da una mala noticia, Soraya Sáenz de Santamaría se presenta a la rueda de prensa para anunciar la supresión de los derechos laborales con una sonrisa de oreja a oreja, y la cúpula de la CEOE en incapaz de contener en público la risa floja.
No cabe duda de que la media estadística de la felicidad española va en aumento.
Rafa Castillo.

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