miércoles, 8 de febrero de 2012

El síndrome de Grecia.

Es cierto que los gobernantes griegos, y del resto de la UE, maquillaron las ratios económicas para entrar en la zona euro. Y que mientras los demás adecuaron la realidad a esos datos, los griegos no lo hicieron.
En todo caso supongo que fue

para invertir más y favorecer el crecimiento y no recortar el estado de bienestar. Y lo que es seguro, es que ni los ciudadanos de Grecia, ni los del resto de la Unión, tienen la culpa. Salvo cuatro espabilados, votaron entre las opciones que tenían sin poder conocer la realidad. Y se endeudaron o invirtieron con la oferta bancaria que tenían si que nadie los informase de la realidad.
Grecia tiene ahora una pequeña (por su importe) deuda astronómica (para su capacidad) que cada vez le es más difícil pagar. Y claro, por portarse mal hay que castigarla. A su pueblo, por supuesto, no a sus dirigentes. Necesita 130.000 millones de euros que los griegos tendrán que pagar con sangre, sudor y lágrimas. Dinero en préstamo, claro, no a fondo perdido, y con tipo de interés alto. A Grecia no se le puede conceder un préstamo llevadero a largo plazo y con bajo tipo. Es lo que tiene ser malo.
Pero para obtenerlo tendrá que seguir sangrando sudando y llorando el pueblo griego. Después del golpe de mercado que substituyó el gobierno legitimo por un banquero y un obligado gabinete de concentración incluida la extrema derecha, pagarán con rebajas en salario mínimo y pensiones, reducción de funcionarios y aumentos de impuestos para las clases medias y bajas, no vaya a ser que tengan que aportar los Onassis y compañía.
Mientras a los bancos, inocentes de la crisis, se les inyectan billones de euros a bajo interés, que ellos rentabilizan comprando deuda soberana con alta retribución por el aumento de las primas de riesgo originado por las Agencias de Calificación controladas por la banca. Eso les permite poder mantener el poder adquisitivo de sus consejos de administración y altos ejecutivos que pueden seguir especulando mientras se garantizan, ellos sí, substanciosas pensiones. Que la vejez, para ellos, es muy dura.
Pero que nadie se preocupe. Ya nos llegará el turno de más recortes a los demás. Al fin, Grecia fue nuestra antecesora en la civilización, y ahora lo está siendo en nuestra futura economía si el Olimpo no lo remedia. Al tiempo.
Rafa Castillo.

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