jueves, 3 de noviembre de 2011

Programas electorales.

Quedó acuñada para la historia aquella frase de Tierno Galván, ilustre cínico, que dice: “las promesas electorales están para ser incumplidas”. Naturalmente cuando defino como cínico al viejo profesor, lo hago desde el concepto de la conocida escuela de la filosofía griega fundada por algunos de los discípulos de Sócrates.
Y sin embargo es cierto que, por más voluntad que se tenga algunas promesas no pueden ser cumplidas. Sean hechas por un voluntarismo inconsciente, o por una exageración engañosa o ilusa.
Claro que hay también promesas fáciles de cumplir, especialmente si son promesas indefinidas del tipo “haremos la reforma de...” o “haremos el cambio” sin especificar en que sentido.
No obstante, el elector prudente tiene, a poco que se fije, elementos suficientes para analizar el sentido y el alcance de lo que los candidatos prometen. Analizar la historia y los planteamientos ideológicos en los que se mueve cada opción.
Invocar la historia desde el PSOE puede parecer temerario sobre todo si tenemos en cuenta la frágil y cortoplacista que es actualmente la memoria de la sociedad. Para el PP es fácil decir que en los últimos meses tomamos medidas duras e impopulares y que en la última legislatura creció el desempleo para desde ahí llamarnos el partido de los recortes y decir que no cumplimos el programa.
Y efectivamente no cumplimos totalmente la parte económica del programa, pero fue por las condiciones impuestas por una crisis cuya magnitud y duración nadie podía prever. Pero si se cumplió todo lo demás, especialmente en lo relativo al desarrollo de las libertades individuales.
Y si contabilizamos los 7 años del Gobierno Zapatero, incluso en las sociales y económicas hay saldo positivo. Nunca el salario mínimo, las pensiones mínimas o la cobertura por desempleo crecieron tanto. Nunca hubo tantas becas y de tanta dotación. Nunca hubo una ley de dependencia.
Y se hicieron recortes, cierto, porque las circunstancias y la política común de la UE las impusieron. Pero planteadas como un paso atrás para tomar impulso, no como una situación deseable. Y ahí es donde entra en juego el análisis de los planteamientos ideológicos. Los socialistas seguimos teniendo como objetivo una sociedad más igual, solidaria y justa.
Felipe González eclipsa a Rubalcaba y Zapatero en la Conferencia del PSOEPorque no olvidemos que todos los avances en derechos sociales, en libertades individuales o en igualdad entre los ciudadanos vinieron siempre, en España y en toda Europa, de la mano de la izquierda, fundamentalmente de los socialistas.
Lo máximo que ha hecho la derecha por ellos ha sido no suprimirlos, normalmente por falta de apoyo suficiente, pero ni uno solo se incrementó un ápice por el impulso de la derecha conservadora y económicamente ultraliberal.
Y si no se los “cargaron” fue por falta de apoyo suficiente, como cuando Aznar estuvo en minoría y tenía que contar con un hombre de derecha moderada e ilustrada como la que encarnaba Puyol. Pero en cuanto alcanzó la mayoría absoluta vino enseguida la contrarreforma educativa que por suerte no llegó a ejecutarse al perder Rajoy las elecciones. O el favorecer que los centros concertados pudiesen elegir a sus alumnos.
Pero cuidado que ahora la situación es más peligrosa. Bien obtengan la mayoría absoluta, bien tengan que apoyarse en gente como Artur Más o Durán i Lleida (tan lejanos de Jordi Puyol y Miquel Roca) llevarán a cabo su programa máximo.
Primero porque se creerán legitimados para ello. Y segundo porque la crisis es el pretexto perfecto para hacerlo. Solo hay que ver los recortes que se imponen en toda Europa. Nuestro PP será en eso un alumno aventajado.
¿Quiero decir con esto que eliminarán las pensiones, la enseñanza gratuita o la sanidad universal? No. Por supuesto que no. Al menos en la primera etapa. Eso sí, habrá que completar las pensiones con planes privados, y en educación y sanidad habrá copago. Y se privatizará su gestión, convirtiendo un servicio público en un negocio para unos pocos.
Al final primará el beneficio económico sobre la calidad del servicio y habrá sanidad y educación diferente para ricos y pobres. Y si reforman el matrimonio y el divorcio, o el aborto, o los tratamientos paliativos, o la investigación con células madres, seguro que no será para aumentar los derechos de los gays, las madres involuntarias, los enfermos terminales o el desarrollo de la ciencia.
Y para muestra no hay más que ver lo que hizo Aznar y lo que hacen los presidentes autonómicos populares. Por eso yo no me conformo con que el PP gane sin mayoría absoluta. No puede ganar. No podemos dejar que lo hagan.
Rafa Castillo.

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