miércoles, 13 de agosto de 2014

El mercado del ébola.

Es que no solo lo decimos los rojos. Que el mercado está muy bien para producir (y no siempre) pero que es muy injusto. Que no es cierto lo que mantenía Adam Smith, que gracias a la apelación al egoísmo de los particulares se logra el bienestar general. Que la mano invisible del mercado no crea siempre los equilibrios que favorecen la satisfacción de los intereses generales. Salvo, claro, que los intereses y necesidades del tercer mundo no estén entre los generales. Es ahora la subdirectora de Sistemas de Salud e Innovación de la OMS quien dice que cree que la falta de una cura para el virus del Ébola "se trata de un fallo del mercado. Es una enfermedad de países pobres, para la que no hay mercado. No ha habido inversión de ningún gobierno". Curiosamente es el propio Adam Smith quien explica este fallo del mercado cuando dice que la empatía con el egoísmo del otro y el reconocimiento de sus necesidades es la mejor forma de satisfacer las necesidades propias. Precisamente en su frase «dame lo que necesito y tendrás lo que deseas» está la clave. ¿Qué me puede dar quien nada tiene? Una economía de mercado retribuye a los individuos solo de acuerdo con su capacidad para producir cosas que otros están dispuestos a pagar. No tiene en cuenta las necesidades del otro más que si tiene algo que darme a cambio. El egoísmo no entiende de empatías. Es simplemente egoísmo. Rafa Castillo.

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