jueves, 7 de agosto de 2014

Valió la pena.

Después de 36 años de intensa lucha, la presidenta de las abuelas de la plaza de Mayo en Argentina, Estela de Carlotto, ha encontrado el nieto que buscaba. Había sido arrebatado a sus padres, antes de matarlos, y entregado a otra familia. Finalmente cumplirá su deseo de abrazarlo antes de morir. En Lugo la Diputación Provincial organizó un homenaje, en la persona de su hijo Darío Rivas, a quien fue alcalde de Castro de Rei durante la II República, y por extensión al resto de los de la Provincia que como él fueron asesinados por el terrorismo golpista del fascismo encabezado por Franco. El hijo logró recuperar el cuerpo y enterrarlo con su madre. Y fue el primero en poner una querella en Argentina contra los crímenes del franquismo. El acto tuvo lugar el día 31 de julio, el mismo día en que Naciones Unidas abroncaba al Gobierno de España y le daba un plazo de 90 días para decir que hará con las víctimas del franquismo. Y le pide que asuma su obligación, tome medidas y dé dinero para abrir las fosas. Y es que el gobierno que padecemos derogó de facto la Ley de la Memoria Histórica al vaciarla de contenido y suprimir las ayudas que daba a asociaciones y familiares de desaparecidos. Había dicho Rajoy que la derogaría y ni le fue necesario. Y ese mismo día tuve ocasión de visitar con mi madre el cenicero donde el ayuntamiento de Lugo reunió las cenizas de todos los que estaban en las fosas comunes en los muros del antiguo cenicero. Tiene sobre ellas un pequeño monumento dedicado a la vida. No cabe duda de que seguirán vivos mientras no los olvidemos. Por tanto no podremos enterrar sus restos junto a la abuela. Creo. En resumen, a Estela de Carlotto y a Darío Rivas el esfuerzo les valió la pena. Los demás, a hacer lo mismo. Rafa Castillo.

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