lunes, 24 de septiembre de 2012

Jugar con la Constitución.

En el fútbol, los buenos aficionados capaces de aplaudir al equipo contrario, convierten al suyo en un equipo amable, querido y respetado por todos. Por contra, los hooligans dañan a su equipo convirtiéndolo en odioso. Y no es lo mismo que te entrene Del Bosque que Mouriño o que en tus filas estén Iniesta o Iker que Pepe o Eto’o.
Ya en 2004 el incremento del voto independentista en Catalunya fue la consecuencia directa del centralismo chulesco del gobierno de Aznar y el famoso “Pujol, enano habla castellano”. Luego en la oposición los de Rajoy alimentaron el rechazo mutuo entre Catalunya y el resto del país. Y ahora, envalentonados por su mayoría absoluta, contrapesan su servilismo ante el exterior con el desprecio y ofensa a todos los que no les dan la razón, nacionalistas entre otros.
Y, irresponsabilidades u oportunismos de Artur Mas aparte, es esta actitud de los populares la que causa en enconamiento de la situación y la mayor visibilidad del sentimiento independentista de una parte de la sociedad catalana. Y es que los fuegos no se apagan con gasolina.
Hoy el líder socialista, Rubalcaba, tuvo una intervención en la cadena SER en la que propugnó buscar una cómoda, amable y agradable integración del Catalunya en España, llegando a un estado federal y, si fuese preciso, reformando la Constitución en lo que fuese necesario. Se puede compartir o no, yo lo comparto, pero no cabe duda de que es una aportación a sosegar el debate y situarlo en el terreno político, que es el campo donde debe resolverse, y no en una pelea fraternal que nos convertirá en enemigos mutuos.
Y es entonces cuando el PP saca al dóberman, encarnado en Cospedal, quien se envuelve en la bandera (¿bandera viene de banda?) y se define defensora a ultranza de la Constitución y la unidad nacional, acusando a Rubalcaba de irresponsable y diciendo que si el PSOE quiere romper con la Constitución, el PP va a estar enfrente. Lo que no aclaró es si se refería al “Frente Nacional”.
En el argot del mundo taurino que tanto les gusta, hay una conocida expresión que dice que hasta el rabo todo es toro. Y también, señora Cospedal, el Título X, “de la reforma constitucional”, es Constitución. Por tanto, pretender reformarla no es estar frente a la Constitución, pero sí es pervertirla usarla torticera y frívolamente contra los demás.
Y es que si una definición importante da de España la Constitución, es que es un estado democrático. Y, en democracia, caben todas las opiniones, incluso las de cambiar la Constitución. E incluso, aunque yo no esté de acuerdo, la de decidir modificar el artículo referido a la unidad de España. Porque siempre dijimos que lo malo no es lo que se defiende, sino el uso del terrorismo en esa defensa, ¿no?
También dijo la Cospe, en relación con la jornada de mañana, que la última vez que el Congreso fue rodeado fue el famoso 23-F. Como no estoy seguro de con que ojos veía los acontecimientos aquel día la secretaria general del PP, le aclararé que aquel día quienes rodeaban el Congreso era la Policía Nacional, leal a la Constitución, el Gobierno y el Parlamento, la prensa y los ciudadanos. Los golpistas estaban dentro. Eran aquellos señores que llevaron allí sus ideas anticuadas, su visión paticorta e inamovible de la Constitución y su afán de dividirnos y enfrentarnos a unos con los otros. ¿Capichi?

Rafa Castillo.

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