viernes, 30 de septiembre de 2022

Fiscalidad.

 

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Permitidme que cuando me refiera al PP diga directamente “miente el PP” en lugar de “dice el PP”, porque su poca sintonía con la verdad solo puede deberse a una ignorancia, que por su cuantía sería inhabilitante, o a una mentira absoluta cuando no media verdad, lo cual aún sería peor.

Así, miente el PP cuando dice que no es lo mismo la tasa que propone la UE para beneficiar a los ciudadanos europeos, que el impuesto que propone España que va directamente al bolsillo de Sánchez. Casualmente, y esto si era ignorancia cuando se tramitó en el Congreso, el PP no hizo la propuesta de gravar los beneficios en lugar de los ingresos, único punto que diferencia las propuestas española y europea.

Porque es mentira, claro, que el impuesto va al bolsillo de Sánchez. Va a la caja de la hacienda española, que además la asigna a las comunidades autónomas para el gasto social. El “bolsillo de Sánchez” es compensar al Estado las reducciones de ingresos que supuso la suspensión del Impuesto a la Electricidad, las rebajas del IVA a la energía eléctrica o la bonificación a los precios de los combustibles.

Es cierto que en España tenemos experiencia amplia del dinero que va al bolsillo de políticos. Mucho en los sobres que repartía “ese Bárcenas del que usted me habla”, y que recibían dirigentes del PP, entre ellos el aún desconocido M. Rajoy. Se dirá que ese dinero procedía de la caja (B) del partido o de empresarios. Pero la generosidad de estos se debía a adjudicaciones ventajosas. Al final dinero distraído, sino sustraído, de la administración.

Alguien preguntará: y por qué no hablas de los EREs?. Pues muy fácil. Nadie de los eres, ni Griñán ni Chaves han sido acusados o condenados por apropiación de fondos públicos.

Pero juegan con otra falacia al denominar impuesto a una y tasa a la otra. Y eso porque en su lenguaje, que cala en gran parte de la sociedad, el impuesto es algo nefasto a erradicar, y la tasa es buena y justa. Analicemos ambos conceptos fiscales.

La Ley General Tributaria, en su artículo 2.2.c), define los impuestos como "los tributos exigidos sin contraprestación cuyo hecho imponible está constituido por negocios, actos o hechos que ponen de manifiesto la capacidad económica del contribuyente".

Por su parte las tasas son tributos que se pagan por la utilización para beneficio particular de un bien público, por ejemplo, la tasa que pagan los bares por tener una terraza en la calle, o porque la Administración da un servicio, por ejemplo, la tasa que pagan todos los españoles por la renovación del DNI.

La principal diferencia entre ambos conceptos es que el impuesto se paga en función de la riqueza de cada uno, de sus ingresos o de su consumo. Y además, los principales impuestos tienen carácter progresivo.

El IRPF tiene una escala (bastante reducida por los gobiernos del PP) que establece mayor porcentaje para las rentas más altas. Digamos, simplificando, que si alguien gana el doble que otro, no paga el doble, sino el triple. Paga más, quien más tiene.

Los impuestos sobre el patrimonio, sucesiones y similares, suelen tener un patrimonio mínimo exento, por lo que solo gravan a los patrimonios medio altos. En las herencias tienen minoraciones en las herencias naturales (de padres a hijos) respecto a las demás. Heredar de un primo, por ejemplo, supone un enriquecimiento inesperado por el que hay que contribuir. Además, estos impuestos tratan de corregir, mínimamente, la situación de origen de cada persona.


También el IVA tiene su elemento progresivo, con gravamen más bajo para los productos de primera necesidad (los que necesitan todos los ciudadanos) y más alto para los demás, sin los que los más pobres pueden sobrevivir. Los neoliberales proponen reducir el número de artículos en el tipo más bajo. Yo echo en falta un tipo más alto para los artículos que pudiésemos llamar de lujo. Un reloj es necesario, uno de oro, es lujo. La ropa es primera necesidad, la alta costura o las pieles naturales, no. Lo mismo con las gamas de coches y otros muchos artículos.

En cambio las tasas suelen aplicarse a todos por igual, salvo algunas bonificaciones en casos muy especiales. La tasa universitaria es igual para todos los alumnos independientemente de su extracción social. El porcentaje que se paga por los medicamentos es igual para todos.

Pongamos un ejemplo. Yo gasto mensualmente unos 80€ en copagos en los medicamentos. Para mí es una cantidad importante, pero no significativa. No me priva de mantener una vida digna. Para quien gane 100.000€ supone el 0,08% de sus ingresos, para quien gane el SMI supone el 8%. Se ve la diferencia? En cambio, con el IRPF, por ejemplo, la rebaja de un punto en el tipo, supone al primero un ahorro de 1.000€ y para el segundo de 10€. Con esta combinación, uno gana 920€ y el otro pierde 70€.

A cual le viene mejor que bajen el impuesto y suban la tasa?

Rafa Castillo.

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