jueves, 20 de noviembre de 2014

Siempre socialista

Ha caído la gota que colma el vaso. Ya está enrasado. El menisco alcanza el borde del recipiente y la próxima gota hará rebosar una lámina de líquido sobre la que saldré surfeando. Será el fin de una historia de 32 años.
La verdad es que llevo tiempo pensándolo. Esperando una señal de esperanza. Pero ya no puedo más. Hasta ahora era lo que más se acercaba a mi pensamiento. Pero no puedo enterrar más coherencia. La situación exige cambios importantes, radicales para dar a los ciudadanos lo que necesitan. Una esperanza de cambio real y realista, una vuelta de la izquierda socialista a los principios de los orígenes con ideas modernas. Pero no. Nos empeñamos en profundizar en la estupidez sin darnos cuenta de que ya no se conforma nadie con el simple maquillaje. Que hace falta un a cirugía estética. Y ética.
Con la misma velocidad con la que cambiamos la Constitución y prostituimos su espíritu, hemos hecho un pacto con el PP de cuyos dos posibles motivos, no sé cuál es el que menos me gusta. Hemos pactado publicar el coste total de los viajes sin desagregar. ¡El parto de los montes! Pero si eso ya figura en la liquidación del presupuesto del Congreso.
Si el pacto se debe a que estamos de acuerdo de no hacer públicos los viajes que se hacen, es que seguimos autistas sin saber lo que opina la calle. Si pactamos, pero nosotros lo publicaremos todo, ¿para qué lavamos la cara del PP? ¿Para seguir dando pábulo a lo de PSOE PP la misma…?
A ver. No soy un antisistema que crea que los diputados deben pagar sus viajes de trabajo de su bolsillo, ni que diga que si no están en el hemiciclo no trabajan. Un diputado trabaja hasta leyendo la prensa. Pero, ¿Cuál es el problema de que se sepa cuantos viajes hacen, a donde y a qué?
El 15-M comenzó un proceso que no han sabido interpretar. Tal vez porque miraron con desprecio a aquellos “perroflauta”. Y eso fue un gran error. Yo, que ya me sentía indignado, no con el gobierno, sino con el Poder, me acerqué al movimiento, a la calle. Me gustó como veían la situación. Entendí sus reivindicaciones. No compartí sus soluciones. Pero me ayudó a comprender que nos habíamos alejado de la sociedad, de nuestros votantes que ya no encontraban esperanza en nosotros.
Nunca aspiré a nada en el partido. Miento. Siempre aspiré a todo, pero nunca esa aspiración me hizo romper mi coherencia. Nunca lamí un culo para logar algo, y el resultado fue el esperado. Nunca logré nada. Pero tampoco me importa. Siempre fui un militante incómodo, crítico, pero leal al partido, a mis ideas y a mi mismo. El propio Pepe Blanco lo reconoció en una comida con militantes. Y cuando era secretario general del PSG, Paco Vázquez tuvo que soportarlo en otra. En fin. Tiempos.
Hoy es un día triste en el que abro un pequeño periodo de reflexión que posiblemente me lleve a la salida del PSOE. Una sola ocurrencia más como la de ayer será definitiva. Mientras escucharé a mis amigos y amigas que quieran opinar. No me servirán de nada aportaciones sentimentales sobre el partido que quiero. Necesito razonamientos serios, a favor y en contra. Después de estos días, seguiré dentro con más fuerza, o me iré fuera sin dejar de ser Socialista. Al fin soy un solo garbanzo que no se echará en falta en el cocido. Pero me duele esta decisión.
Tal vez, si un día el partido toma un nuevo rumbo, vuelva a encontrarme con él. Si no, me encontrareis en otro proyecto desde el que pueda poner mi granito para construir (reconstruir) izquierda.
Rafa Castillo.

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