Nadie discute a estas alturas que la actuación del partido popular en la oposición, con Aznar o con Rajoy se mueve sin sentido de Estado y solo con criterios electoralistas. Si alguien no se había fijado, baste ver el cambio de discurso desde el 20-N.
Pero algunos vamos más allá y venimos afirmando que al gobernar los populares no recuperan el sentido de Estado y siguen haciéndolo en clave de puro cálculo electoral. Y los presupuestos presentados tarde, mal y arrastras el día 30 de marzo y que hoy se aprueban definitivamente, por Bruselas por supuesto, que lo del Parlamento español es solo trámite, esos presupuestos, digo, son la prueba del nueve de la utilización del poder al servicio del interés electoral.
Se presentaron tarde, pese a la necesidad de clarificar las expectativas, para intentar que no influyesen negativamente en las elecciones asturianas y andaluzas. Se presentaron arrastras desoyendo los requerimientos de la Unión pese al daño que el retraso provocaba en los mercados y particularmente en el de deuda y nuestra prima. Y se presentaron mal.
Veamos, como ejemplo el reparto autonómico de la inversión. Dado que hay recortes en la cuantía total, cabe presuponer que dicha disminución se derrame proporcionalmente sobre todas las comunidades. Pero no.
Hay dos comunidades que pierden peso en el reparto pese a tener reconocida por Ley Orgánica, los correspondientes Estatutos, una determinada proporción. Y hay otros dos que lo aumentan. Quien conozca mínimamente la forma de actuar del PP puede ya deducir cuáles son cada una.
La otra, claro está, es Andalucía. No pensarían los ciudadanos andaluces que no iban a tener penitencia por su traición a las expectativas electorales de Arenas y Rajoy. ¡Faltaría más! Quien las hace las paga que buenos son estos chicos castigando las desviaciones.
Y para adivinar las dos favorecidas basta con echar una mirada al calendario electoral. Efectivamente, Galicia y Euskadi son las comunidades primadas en estos presupuestos hechos en interés general. Y todos agradecidos a votar a Feijoo y Basagoiti, que para eso invierten en nosotros. Y sino, ya sabemos, castigados por malos sin postre.
Pero, conociendo a estos administradores, lo de gobernantes les cae grande, no deberían de engañarse vascos y gallegos. Tendremos un año de vacas, sino gordas al menos rellenitas, pero como siempre después del carnaval viene la cuaresma. Y, si nos fijamos bien, después de las vascas y gallegas, vienen las autonómicas de las demás comunidades, por lo que hacia las más dudosas irán las inversiones para asegurar que España siga siendo azul, como el mar azul.
Lo que sucede es que muchos ya los vemos venir y otros ya se han dado cuenta de cómo son, por lo que a veces no se consigue lo que se pretende, sino todo lo contrario.
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