domingo, 24 de abril de 2011

Menos mal que nos queda Portugal.

Aunque la expresión no la verbalizó el grupo vigués Siniestro Total hasta 1984, algo parecido pensamos muchos españoles los días posteriores a aquella revolución de terciopelo del 25 de abril de 1974, cuyo aniversario se celebra mañana, escrutando en nuestro ejercito quien podría ser el Spinola español que encabezase un golpe de estado a favor del pueblo con claveles en los fusiles.
Y también pensamos en Portugal los gallegos demócratas y los de todo el oeste de España en general el famoso 23-F.
Pero el objeto de este artículo no es recordar aquellas dos transiciones ejemplares sino comparar la situación actual de ambos países, sumidos en la misma crisis general y a los que muchos, imprudentemente por no decir maliciosamente, se empeñaron en comparar.
Comparemos una vez más la situación portuguesa con la nuestra ya que otra vez por las circunstancias se encuentran por delante en el tiempo. Y esa comparación se puede tornar en esperanza para unos y aviso para navegantes para los otros.
Ya el año pasado comparaba yo la actuación de la derecha del país vecino con la nuestra al destacar que mientras los “nuestros” se oponían irresponsablemente a lo que ellos harían hasta sin crisis, los conservadores portugueses permitían responsablemente aprobar los presupuestos generales.
Pero como todo lo que puede empeorar empeora irremisiblemente, no contagió la actitud lusa a nuestra “leal” oposición, sino que, por el contrario, fueron ellos quienes se contagiaron del marianismo hispano, se impacientaron por lograr unas elecciones rápidas de victoria segura y se dedicaron a poner palos en todas las ruedas oponiéndose en su Parlamento a lo que sus correligionarios europeos habían impuesto al gobierno socialista de Sócrates. Las consecuencias ya son sabidas. Al no tomar unas medidas impopulares por la irresponsabilidad de la oposición, los portugueses padecen ahora una intervención económica que conlleva recortes sociales más draconianos.
Pero he aquí que el pueblo portugués, que ya hace 37 años dio muestras de una gran madurez, se vuelve a poner de ejemplo para nosotros. Y con un inesperado giro de 11 puntos en las encuestas (¿cuál es la actual distancia entre PP y PSOE?) parece que no solo es posible un triunfo del PSP sino que incluso puede que gane encabezándolo el tan denostado Sócrates.
Y aquí, con una pequeña ayuda de mis amigos Aznar, Mayor Oreja y compañía, quien sabe si tal vez será posible que la izquierda gane las próximas elecciones generales. O quizás hasta las municipales. 28 días dan para mucho.
Rafa.

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