jueves, 16 de octubre de 2014

A ser buenos.


En su época un chiste decía que estaba el papa Juan Pablo II de visita en un país de África, y se le acercó una monja con un niño famélico y lloroso en brazos. ¿Qué le pasa a este niño? Cuestionó el papa. Santidad, no come nada respondió la monja. El papa pellizco un moflete del niño y moviéndolo repetidamente le dijo: ¡hay que comer!
Esta mañana oía en la radio la reacción de Ana Botella a la decisión de su concejal representante en la comisión de familia y servicios sociales (tienen un ojo estos chicos para asignar cargos) de destituir a su número tres, una mujer, por pretender conciliar su vida profesional y familiar. Realmente me asombró la dureza y claridad de ideas de la alcaldesa sobre el tema, y llegué a casa decidido a, sin que sirviese de precedente, escribir positivamente sobre su forma de pensar y de actuar.
Pero está visto que no quieren mis alabanzas. Con buen criterio consulté la prensa digital, y nada. De cese nada de nada. Ni siquiera, como diría el de la patronal, el nombramiento de otra persona para el mismo cargo. Solo una riña y a seguir. Y aquí no pasó nada.
¿Es que no se darán cuenta de que no se debería conciliar la responsabilidad política con la estupidez?
Rafa Castillo.

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