Del planeta en el ángulo oscuro,
De las gentes tal vez olvidada,
Silenciosa y sedienta de sangre
¡Que avaricia brillaba en sus ojos
como el oro brilla en sus casas,
esperando las nuevas ganancias
a costa de todos!.
-¡Ay! –pensé-; ¡cuánto seguiremos durmiendo
consintiendo que así nos exploten,
esprando por un indignado
que nos diga “¡levántate y lucha!”.
Rafa Castillo.
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