Es algo muy poco
habitual. Prácticamente nunca los trabajadores ganan poder adquisitivo. Habitualmente
lo pierden año tras año por mucho que los complementos de antigüedad palíen
ligeramente esta situación.
Aclaremos con carácter
previo una cuestión. Cuando un sueldo se incrementa en el mismo porcentaje que
la inflación, ese sueldo no aumenta. Sube, en euros nominales respecto al
anterior, pero se mantiene, en euros corrientes en el mismo nivel adquisitivo.
Crece el sueldo igual que los precios, luego con el mismo sueldo se puede
comprar la misma cantidad de productos y servicios.
Por tanto cuando
los sueldos “suben” por debajo de la inflación, realmente están bajando. Yo,
por ejemplo, en 42 años de trabajo he perdido, aproximadamente, un 25% de mi
sueldo.
Pero este año 2023,
un trabajador español, cuando la inflación interanual ha sido del 5,7%, ha
visto incrementado su salario en el 9%. Más incluso que el salario mínimo que creció
solo el 8%. Y eso, con la decidida oposición de ese español beneficiado
Ciudadano que se
opuso con tesón a la subida del SMI, y que se niega, además, a pactar una
política de rentas. Para qué, si él tiene asegurado el incremento de la suya? y
eso que solo gana 380.000€ al año, 25 SMIs. Un SMI al día. Y además, cuando
pierda su actual trabajo temporal, tendrá garantizado el agradecimiento de su
empresa por los muchos gastos que le ha ahorrado.
Y su incremento
salarial es aún mayor. Antes como (falso) autónomo tenía que pagar su cuota a
la seguridad social. Ahora en su mayor parte la paga la CEOE. Unos euros que se
ahorra nuestro ejemplar empresario.
Mientras, otros
pobres ciudadanos tuvieron también importantes incrementos salariales. Y no me refiero
a los trabajadores normales cuyos salarios subieron el 3,9% (bajaron el 1,8%). Me
refiero a los altos ejecutivos de las empresas de IBEX-35 que tuvieron un “modesto”
incremento del 22,9%. Pobres hombres!
Pero bueno. Tenemos
claro que incrementar en 80€ el SMI destruye empleo, pone en riesgo la
supervivencia de las empresas y en peligro la economía del país. En cambio, los
impúdicos crecimientos de las retribuciones de los altos ejecutivos ponen a
España, por una vez a la cabeza de Europa.
Y no solo eso. Porque
el señor Garamendi, es también ejemplo en este país por otra cuestión. Ha dejado,
como los de Glovo, de ser un rainer para ser un asegurado en la Seguridad
Social. Un auténtico ejemplo de regularización de falsos autónomos.
Rafa Castillo.
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