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Permitidme que
cuando me refiera al PP diga directamente “miente el PP” en lugar de “dice el
PP”, porque su poca sintonía con la verdad solo puede deberse a una ignorancia,
que por su cuantía sería inhabilitante, o a una mentira absoluta cuando no
media verdad, lo cual aún sería peor.
Así, miente el PP
cuando dice que no es lo mismo la tasa que propone la UE para beneficiar a los
ciudadanos europeos, que el impuesto que propone España que va directamente al
bolsillo de Sánchez. Casualmente, y esto si era ignorancia cuando se tramitó en
el Congreso, el PP no hizo la propuesta de gravar los beneficios en lugar de
los ingresos, único punto que diferencia las propuestas española y europea.
Porque es mentira,
claro, que el impuesto va al bolsillo de Sánchez. Va a la caja de la hacienda
española, que además la asigna a las comunidades autónomas para el gasto
social. El “bolsillo de Sánchez” es compensar al Estado las reducciones de
ingresos que supuso la suspensión del Impuesto a la Electricidad, las rebajas
del IVA a la energía eléctrica o la bonificación a los precios de los
combustibles.
Es cierto que en
España tenemos experiencia amplia del dinero que va al bolsillo de políticos.
Mucho en los sobres que repartía “ese Bárcenas del que usted me habla”, y que
recibían dirigentes del PP, entre ellos el aún desconocido M. Rajoy. Se dirá
que ese dinero procedía de la caja (B) del partido o de empresarios. Pero la
generosidad de estos se debía a adjudicaciones ventajosas. Al final dinero
distraído, sino sustraído, de la administración.
Alguien preguntará:
y por qué no hablas de los EREs?. Pues muy fácil. Nadie de los eres, ni Griñán
ni Chaves han sido acusados o condenados por apropiación de fondos públicos.
Pero juegan con
otra falacia al denominar impuesto a una y tasa a la otra. Y eso porque en su
lenguaje, que cala en gran parte de la sociedad, el impuesto es algo nefasto a
erradicar, y la tasa es buena y justa. Analicemos ambos conceptos fiscales.
La Ley General
Tributaria, en su artículo 2.2.c), define los impuestos como "los tributos
exigidos sin contraprestación cuyo hecho imponible está constituido por
negocios, actos o hechos que ponen de manifiesto la capacidad económica del
contribuyente".
Por su parte las
tasas son tributos que se pagan por la utilización para beneficio particular de
un bien público, por ejemplo, la tasa que pagan los bares por tener una terraza
en la calle, o porque la Administración da un servicio, por ejemplo, la tasa
que pagan todos los españoles por la renovación del DNI.
La principal
diferencia entre ambos conceptos es que el impuesto se paga en función de la
riqueza de cada uno, de sus ingresos o de su consumo. Y además, los principales
impuestos tienen carácter progresivo.
El IRPF tiene una
escala (bastante reducida por los gobiernos del PP) que establece mayor
porcentaje para las rentas más altas. Digamos, simplificando, que si alguien
gana el doble que otro, no paga el doble, sino el triple. Paga más, quien más
tiene.
Los impuestos sobre
el patrimonio, sucesiones y similares, suelen tener un patrimonio mínimo
exento, por lo que solo gravan a los patrimonios medio altos. En las herencias
tienen minoraciones en las herencias naturales (de padres a hijos) respecto a
las demás. Heredar de un primo, por ejemplo, supone un enriquecimiento
inesperado por el que hay que contribuir. Además, estos impuestos tratan de
corregir, mínimamente, la situación de origen de cada persona.
También el IVA
tiene su elemento progresivo, con gravamen más bajo para los productos de
primera necesidad (los que necesitan todos los ciudadanos) y más alto para los
demás, sin los que los más pobres pueden sobrevivir. Los neoliberales proponen
reducir el número de artículos en el tipo más bajo. Yo echo en falta un tipo
más alto para los artículos que pudiésemos llamar de lujo. Un reloj es
necesario, uno de oro, es lujo. La ropa es primera necesidad, la alta costura o
las pieles naturales, no. Lo mismo con las gamas de coches y otros muchos
artículos.
En cambio las tasas
suelen aplicarse a todos por igual, salvo algunas bonificaciones en casos muy
especiales. La tasa universitaria es igual para todos los alumnos
independientemente de su extracción social. El porcentaje que se paga por los
medicamentos es igual para todos.
Pongamos un
ejemplo. Yo gasto mensualmente unos 80€ en copagos en los medicamentos. Para mí
es una cantidad importante, pero no significativa. No me priva de mantener una
vida digna. Para quien gane 100.000€ supone el 0,08% de sus ingresos, para
quien gane el SMI supone el 8%. Se ve la diferencia? En cambio, con el IRPF,
por ejemplo, la rebaja de un punto en el tipo, supone al primero un ahorro de 1.000€
y para el segundo de 10€. Con esta combinación, uno gana 920€ y el otro pierde
70€.
A cual le viene
mejor que bajen el impuesto y suban la tasa?
Rafa Castillo.
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