Se define como trampa saducea la que los miembros de la secta judía de los saduceos hacían a Jesucristo preguntando sobre la resurrección de los muertos, algo en lo que ellos no creían. Y esto es lo mismo que hacen Feijoo y el PP en general con el manido tema de la lista más votada.
El PP y su
presidente acostumbran a otorgar certificados de constitucionalista o no a
todos los partidos y personas. Y deberían empezar por reconocer que ellos no
son constitucionalistas. En ningún artículo de la Constitución dice que el Presidente
del Gobierno tiene que ser el candidato más votado. Empezando porque ningún
ciudadano vota al candidato a Presidente. Votamos una lista de candidatos a
diputados y senadores que son, los primeros, de acuerdo con el artículo 99 eligen
al Presidente.
Dicho artículo no
dice: El Rey consultará las actas de escrutinio para verificar cual fue el
candidato más votado y nombrarlo Presidente. Dice que el Rey, previa consulta
con los representantes designados por los Grupos políticos con representación
parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a
la Presidencia del Gobierno. Y el congreso dará o no su confianza al candidato
que, en caso de obtenerla, será nombrado Presidente por el Rey.
Y es que en el PP
hacen trampas hasta en el solitario.
Al PP le es de
plena aplicación la célebre expresión de “consejos vendo que para mí no tengo”.
Y es que sin solución de continuidad proclama que debe de gobernar la lista más
votada y a continuación incumple esta misma norma que trata de imponer.
Curiosamente si hay
un caso en el que la Ley prevé que sea elegido el candidato que encabeza la
lista más votada. El artículo 196.c) de la Ley Orgánica del Régimen Electoral
General lo prevé ¨para cuando ningún candidato obtenga la mayoría absoluta. Y es
precisamente en los cerca de 140 ayuntamientos en los que el PSOE había ganado
por mayoría por mayoría simple en los que el PP pactó con VOX para hacerse con
el gobierno. Y en Valencia o o en Canarias donde dieron el gobierno a Coalición
Canaria, segunda fuerza electoral.
Y mención especial merece
el caso de Extremadura. Allí la candidata del PP, María Guardiola, se creyó las
falacias de su partido y dio su palabra de no gobernar con quienes niegan la
violencia machista. Pero, en palabras de un dirigente popular, tuvo que
tragarse su palabra cuando la ejecutiva de Feijoo la obligó a pactar. Y todo,
mientras el mismo Feijoo despotricaba contra los políticos sin palabra.
En resumen, ¡que te
vote Franco! O en su caso, Marcial Dorado.
Rafa Castillo.
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