Este domingo en una entrevista con Gonzo en el programa Salvados de La Sexta, Pablo Iglesias hizo una afirmación que no podemos dejar pasar como si fuese una simple comparación sin importancia. Es muy grave. Y además, en las ocasiones que tuvo, no se rectificó. Al contrario, se reafirmó en lo dicho.
Se puede pensar y
decir que nuestro actual sistema político es imperfecto, y sin duda mejorable,
y estoy de acuerdo. Pero es un buen sistema homologable a los mejores del mundo,
reconocido como tal por todas las democracias y envidiado por las oposiciones
de las dictaduras. El franquismo no. Era una dictadura declarada repudiada por
las democracias europeas.
Hace unos meses, en
sede parlamentaria, el líder de VOX, Santiago Abascal decía, y también se
reafirmó, que este era el peor gobierno, no en los últimos 40 años, que sería
opinable, si no en 80 años, incluyendo el franquismo. Comparte Pablo Iglesias
con Abascal la idea de que nuestra democracia es igual que la dictadura y que
eso justifica la existencias de exiliados?
Yo comparto la
posibilidad, e incluso la necesidad política, de que se indulte a los políticos
presos (ojo, no presos políticos) a causa de su actuación en el llamado procés.
Yo no criminalizo tampoco las ansias independentistas de quien las tenga y su
derecho a defenderlas, siempre que lo haga de acuerdo con la Ley. Pero los
presos del procés fueron juzgados en un proceso justo, con plenos derechos de
defensa, con posibilidad de recurso incluso ante las instituciones europeas y
de acuerdo con una Ley, mejor o peor, democráticamente aprobada por el poder
legislativo del Estado.
Y Puigdelmont no es
un exiliado. Es un prófugo de la justicia de la que se evadió a un exilio de
lujo en coche oficial y con escolta pública. Y ni a él y los otros fugados, y a
los presos, no se les priva de sus derechos políticos a opinar.
Por el contrario,
los auténticos exiliados, los republicanos que huyeron de la dictadura no
huyeron de la justicia, sino de la más atroz injusticia de la dictadura. Lo hicieron
para salvar sus vidas y las de sus familias. Cruzaron andando los Pirineos o la
frontera con Portugal, o salieron de manera precaria por el mar.
Y no era un miedo
irracional o sin motivos. Había causas fundadas. Antonio Machado huyó para no
correr la misma suerte que Federico García Lorca. Miles de políticos y
concejales y alcaldes de miles de pequeños pueblos de España lo hicieron para
no ser enterrados en cunetas o fusilados ante una tapia como le ocurrió a mi
abuelo, concejal de A Pobra do Brollón, que muchos ni sabréis donde es.
Me pregunto qué
opinarán de lo dicho y reafirmado por Pablo Iglesias los militantes y votantes
de IU, herederos políticos de los luchadores del PCE contra el franquismo. Y seguramente
muchos de Podemos. O los hijos, nietos y bisnietos de aquella media España a
los que la otra media les heló el corazón. Tal vez, como yo, también se sientan
insultados.
Pablo. Si no te
gusta el sistema, deja el gobierno y lucha por cambiarlo. Es legítimo. Pero no
ofendas a nuestros muertos.
Rafa Castillo.
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