miércoles, 18 de enero de 2012

Hablar por hablar.

Si a quien fue Ministro Secretario General del Movimiento con Franco, José Solís Ruiz, se le llamaba la sonrisa del régimen, no cabe duda que el flamante Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, será pronto conocido como la carcajada del PP.
En las declaraciones después de la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera decía entre risas, refiriéndose a las CCAA, “Se les puede aplicar mejor el rigor porque están muertas, es rigor mortis”. También reía diciendo que lo acusaban de socialdemócrata. En fin, lo contrario de la llorona ministra italiana.
Como este Gobierno hace las cosas “como dios manda”, nada mejor para incrementar el populismo que tomar medidas duras y contundentes con las desviaciones de las CCAA. Claro que entre De Gindos y Montoro se metieron en un fregado diciendo uno que intervendrían las CCAA y el otro que no, pero que las sancionarían. La cosa ahora está en que la intervención es la sanción y que “se van a exigir responsabilidades penales a los gestores públicos que superen los límites de endeudamiento”. Y seguramente el coro mediático aplaudirá el rigor y la medida.
Y para colmo el Presidente de Extremadura, José Antonio Monago, pide que la medida se establezca con carácter retroactivo. O el señor Monago ignora que no puede considerarse delito ningún hecho que en el momento que ocurra no esté tipificado como tal, o, si lo propone a sabiendas, en que manos estamos.
Pero analicémoslo. Superar los límites del endeudamiento no puede ser siempre delito. Porque ese límite puede superarse por gastar más de lo previsto en el presupuesto, en cuyo caso se incurre en prevaricación ya sancionada en el Código Penal, o por una inesperada reducción de los ingresos, por ejemplo por una recesión, en cuyo caso no puede considerarse delito.
O sea que Montoro reinventa la pólvora mojada anunciando exigir unas responsabilidades penales que ya existen, y otras que no pueden existir. Al final el Ministro habla por hablar, pero todos quedan contentos. Esto es rigor.
Rafa Castillo.

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